Vitoria convertirá un antiguo convento en centro de paliativos
Zaintzen Gunea o la Casa de los Cuidados acogerá bajo un mismo techo a una docena de pacientes en sus últimas semanas, investigará sobre cuidados y ofrecerá formación a alumnos de centros de Formación Profesional diocesanos y personas en riesgo de exclusión
A menos de diez minutos andando de la catedral y del Ayuntamiento de Vitoria, dentro de poco más de un año el antiguo convento de La Magdalena o Las Brígidas volverá a estar lleno de vida. De vida al final de la vida. La diócesis de Vitoria ha acordado aportar este edificio al proyecto Zaintzen Gunea o Casa de los Cuidados, que acaba de lanzar junto con la red de centros educativos diocesanos, Egibide, y la asociación Babespean.
Este proyecto pionero acogerá bajo un mismo techo la atención paliativa en las últimas semanas de vida, la investigación en el ámbito de los cuidados y la formación para trabajar en este ámbito. Así, tanto los alumnos de los ciclos de Formación Profesional sociosanitarios de Egibide como personas en riesgo de exclusión se formarán en contacto con los pacientes. Unos, para atenderlos profesionalmente. Otros, para trabajar luego como cuidadores a domicilio.
Iñaki Saralegui, de Babespean (que significa bajo la protección de), subraya que la Casa de los Cuidados será también novedosa porque se tratará del segundo hospice de España. A diferencia de otros centros especializados en paliativos, el hospice, que goza de un gran auge en el ámbito anglosajón y europeo, «es más pequeño, con 10 o 15 habitaciones, y está menos sanitarizado». Está pensado para «quienes no necesitan estar en un hospital, pero no pueden quedarse en casa porque no tienen posibilidad de contar con cuidadores».
Babespean, formada por personas interesadas por el cuidado (sobre todo personal médico especializado en paliativos), nació hace dos años con el sueño de poner en marcha este centro. Consideraban fundamental que fuera un lugar abierto, «integrado en la ciudad, con cafetería donde la gente pueda entrar a tomar algo». Donde se organicen actividades culturales sobre el final de la vida, y en el que sea fácil la implicación de voluntarios, y que se enmarcase dentro de un proyecto más amplio en el que participan para construir una «ciudad compasiva».
Por eso, ha sido un regalo que la diócesis, con quienes «compartimos muchos valores», les ofreciera un lugar céntrico y con un amplio jardín. Aunque precise una amplia reforma, que hace prever que el centro no arranque hasta 2023.
Ya se sientan las bases
Con todo, «el proyecto ya ha empezado». Por ejemplo, Babespean está dando formación en las aulas de Egibide. También la Delegación de Pastoral de la Salud se ha movilizado. Además de la labor que puedan hacer otros voluntarios, sus agentes de pastoral ofrecerán acompañamiento espiritual a los pacientes y familiares que lo deseen. Para ello, en noviembre empezará una campaña para ampliar el equipo, y a partir de la Jornada Mundial del Enfermo, en febrero, comenzarán a formarse.
En esta futura formación participará también Babespean, que lleva ya dos años ofreciendo formación reglada y no reglada a personal sanitario y cuidadores a domicilio. Por ejemplo, están formando a los 300 auxiliares de enfermería dependientes de la diputación. Asimismo, ha impartido seis sesiones sobre atención al final de la vida al personal de la residencia Purísima Concepción, de las Hijas de la Caridad, en Murría. «Ha sido una formación buenísima, que partía desde su conocimiento», aplaude su director, Fidel Molina. En su ámbito de trabajo «hay mucha formación, pero no tanta en la que se hable con la experiencia que tienen ellos». Los asistentes «decían que les había aportado muchísimo, tanto a nivel profesional como personal».
Para la delegada de Pastoral de la Salud, la religiosa y médico cubana Daniuska Rodríguez, Zaintzen Gunea «será un gran avance, una nueva oportunidad» para ofrecer atención paliativa a las personas al final de la vida «e ir dando espacio a una cultura del cuidado» dentro de la sociedad. Frente a la legalización de la eutanasia, junto a otras iniciativas ya existentes, ve positivo contar con nuevas «herramientas a nivel de Iglesia para ofrecer una alternativa a personas que, si toman una decisión» como pedir la muerte, «es porque están sufriendo». Cuando llega la enfermedad crónica, limitante o discapacitante, «la medicina puede cuidar y aliviar», pero «para consolar hace falta trabajar también la esfera psicológica, familiar, social, espiritual y religiosa».
En el mes dedicado a los cuidados paliativos, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), junto con la Asociación Española de Enfermería de Cuidados Paliativos (AECPAL) y la asociación FFPaciente han puesto en marcha una campaña para exigir que se garantice un acceso equitativo a este tipo de atención para todas las personas que la necesitan. Con un manifiesto y una recogida de firmas en la plataforma Change.org, piden que se promulgue una ley de atención, garantías y cuidados al final de la vida y que se retome la Estrategia en Cuidados Paliativos. Joaquim Julià Torras, vicepresidente de SECPAL, considera «muy grave» que esta no se haya actualizado desde 2014, porque «supone la desaparición del entorno natural de desarrollo de los paliativos a nivel ministerial» y dificulta la adaptación a los cambios de los últimos años.
Además, junto a nueve sociedades científicas, reclaman que se cree un área de capacitación específica en Medicina Paliativa. El diploma de acreditación que propone el Gobierno es insuficiente, según Julià, porque no garantiza que la Administración tenga que contratar a personal con formación avanzada y homogénea en el país.