Así ve a Dios una persona con discapacidad: «Es alguien cariñoso y bondadoso»
Víctor y su catequista, Begoña, ponen rostro al acompañamiento de las personas con discapacidad intelectual, cuyos valores espirituales analiza la CONFER
El 1 de abril la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) ha organizado la jornada Las capacidades espirituales de las personas con discapacidad intelectual. Víctor es desde hace doce años uno de los residentes del centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, donde vive con otras personas con discapacidad o problemas conductuales. Allí trabaja Begoña Moreno, responsable del Servicio de Atención Espiritual y Religiosa. En esta área «atendemos las necesidades espirituales de todos, sean cuales sean sus creencias», afirma. Cuenta con dos capellanes además de los hermanos de San Juan de Dios.
Víctor, ¿cómo vivía la fe antes de venir aquí?
Víctor de la Peña: Creía en Dios, iba a Misa, pero necesitaba un poco más de apoyo de catequesis. Aquí lo he encontrado. Estamos preparándonos para hacer la Confirmación. Voy a un grupo de adultos. Hablamos de forma amena sobre Dios, sobre quién es, sobre la Iglesia, la familia, los compañeros…
Begoña Moreno: Intentamos que lo que se aprende sobre la fe tenga repercusión en la vida cotidiana.
¿Cómo se relaciona entonces con Dios en su día a día?
V. d. l. P.: Lo mejor que puedo [risas]. Lo tengo presente en mi vida. Igual que cuando estaba fuera, también lo tengo presente aquí. Si eres cristiano de verdad, lo tienes siempre presente. Intento portarme bien, ir al grupo de catequesis los jueves. Y los domingos vamos a Misa.
B. M.: Cada año tenemos un lema que colocamos en un cartel en la iglesia.
V. d. l. P.: Este año es Somos portadores de esperanza.
¿Lleva esa esperanza a su entorno?
V. d. l. P.: Yo, sinceramente, a mi madre la intento cuidar lo mejor posible. Está muy mayorcita. Ella es quien está siempre junto a mí y tiro mucho por ella: la cuido, le hago caso, me porto bien, transmito alegría.
B. M.: ¿Le pides perdón si te equivocas?
V. d. l. P.: Sí, le pido perdón a mamá si algo no me ha salido bien. Y cuando algún compañero tiene un problema, le ayudo. Hay buen ambiente aquí. Nos tratamos bien, nos perdonamos y pedimos perdón. Es muy importante.
¿Quién es Dios para usted?
V. d. l. P.: Dios es el Señor todopoderoso. Me lo imagino con todas las cualidades. Dios es omnipotente y misericordioso, tiene que ver con el perdón y el corazón. Es alguien cariñoso y bondadoso. No castiga, para nada: te invita a hacer las cosas y te dice que lo puedes hacer mejor. Te da oportunidades siempre.
Un punto de inflexión para muchas familias es su llegada a Ciempozuelos a dejar a sus hijos. «Muchos padres no los podían llevar a Misa y algunos ni siquiera están bautizados. Eso les ha generado mucho sufrimiento», cuenta Begoña Moreno. Por eso, «cuando ven que aquí se vive la fe con naturalidad, se sienten reconfortados».
¿Cómo le ayuda Begoña en todo esto?
V. d. l. P.: Si tengo un problema, hablo con ella. Si estoy triste, voy, hablamos y vemos las cosas mejor. Cuando lo veo todo un poco gris, Bego me da cariño, me quita las dudas, me intenta calmar y me pone alegre. Es muy buena, lo digo de corazón.
Begoña, ¿a cuántas personas presta este servicio de apoyo espiritual?
B. M.: Hay unas 450 personas en el centro, pero atender a todos es difícil. En grupos de catequesis suele haber entre 70 y 80 personas. A las celebraciones acude un número similar de todos los niveles cognitivos, por lo que las adaptamos a ellos. Hacemos todo de manera dinámica, con símbolos que comprendan y que sean importantes para ellos.
Hay gente que tiene dudas sobre si las personas con discapacidad pueden entender la fe del todo.
B. M.: La fe no tiene que ver solo con la dimensión intelectual o cognitiva, es más profunda y difícil de explicar. He visto cómo residentes con mucha discapacidad han comprendido perfectamente que la iglesia de este centro es un entorno diferente: se calman, juntan las manos para rezar, se las ponen en el corazón. Saben que ahí pasa otro tipo de cosas. Entienden quién es el Niño Jesús o la Virgen María, aunque no sepan dar una explicación teórica de su fe. Su experiencia espiritual es más pura que la nuestra, que a veces está contaminada por lo intelectual.
En términos evangélicos, ¿serían los favoritos y elegidos de Dios?
B. M.: Sí, pero no me gusta compararlos con los niños, porque ellos son adultos. Sí comparten esa inocencia y pureza en las emociones. Sienten que Dios los quiere incondicionalmente y eso les genera calma y alegría. No sé si los demás lo vivimos de una manera tan real.