Vicario de Vida Religiosa de Vitoria: «Nadie quiere que las exclarisas sean desahuciadas» - Alfa y Omega

Vicario de Vida Religiosa de Vitoria: «Nadie quiere que las exclarisas sean desahuciadas»

La diócesis de Vitoria celebró el pasado miércoles la tercera edición de su encuentro formativo para religiosas contemplativas. Manuel Gómez Tavira, sacerdote responsable de este ámbito en la diócesis vasca, afectada también por el caso Belorado, que «intento acompañar a las religiosas. Pero quien quiera engañar va a engañar. No llegas a todas partes»

María Martínez López
Gómez Tavira se dirige a las religiosas que participaron en la formación
Gómez Tavira se dirige a las religiosas que participaron en la formación. Foto: Diócesis de Vitoria.

¿Ha afectado a las religiosas de Vitoria la crisis de las exclarisas de Belorado?
Claro que sí. En el encuentro de convivencia que tuvimos en junio pasado, estuvimos hablando mucho de ello con Juan Carlos Elizalde, nuestro obispo, y conmigo. Lo habíamos vivido en primera persona y había pasado solo un mes. Sienten pena por ellas, porque las conocen, y preocupación porque han dado una imagen de la vida contemplativa muy triste, como si su preocupación fuera el dinero; cuando yo, que las visito mucho, veo que viven en gran austeridad y pobreza y ayudan a toda la gente que lo necesita.

Mario Iceta, comisario pontificio, afirmó en Alfa y Omega que a raíz de este caso habría que reflexionar sobre «de qué modo se puede mejorar la atención y el acompañamiento de los monasterios». ¿Se ha dado algún paso en este proceso?
Al final, en la vida contemplativa los monasterio son autónomos. La figura del obispo es de acompañamiento, de una cierta vigilancia. ¿Qué ocurre? Que si en un monasterio hay problemas es complicado detectarlo. Para eso está la figura del vicario. Yo intento acompañarlas, visitarlas. Pero quien quiera engañar va a engañar. ¿No puede hacerlo también un esposo, viviendo en la misma casa?

También nuestras realidades eclesiales son como son. Antes un sacerdote era delegado de una cosa y ya. Yo soy vicario, párroco, y secretario de la Facultad de Teología. Te vas multiplicando pero no llegas a todas partes.

Se acaban de cumplir seis meses del cisma de Belorado. ¿Esperan alguna resolución próximamente?
Al haber admitido el juzgado a trámite la semana pasada el tema del desahucio los plazos están puestos. Pero desde la Iglesia, ahora que estamos próximos a empezar el Jubileo centrado en la esperanza, esperamos que en algún momento recapaciten de esta locura. Si no, acabarán siendo desahuciadas —las mayores no, claro—. Nadie quiere que pase eso.

Al estar toda la gestión centrada en el comisario pontificio, ¿cómo está participando la diócesis de Vitoria en el proceso?
Como sabrá el monasterio de Orduño pertenece a la comunidad de San Antonio, de Vitoria. Las estamos acompañando lo más posible, porque es una cuestión compleja. Y para ellas mismas es difícil, la superiora lo sufre con mucho dolor.

¿Y se está acompañando a las religiosas que forman parte de la comunidad pero no están en Belorado?
La primera que salió está en el monasterio de San Antonio. Hemos estado con ella y está contenta allí, pero viviendo con tristeza lo que ve en su comunidad. Las otras dos, más jóvenes, que salieron hace poco han decidido irse con su familia.

Acaban de celebrar un encuentro formativo con religiosas contemplativas de Vitoria. ¿Qué importancia tiene esto para ellas?
Aparte de la formación previa a los votos, cada congregación debe tener una formación permanente dentro de sus comunidades; e, por supuesto, la tienen. Pero aquí en la diócesis comenzamos el curso pasado con esta comunitaria. Tenemos siempre un encuentro de convivencia en torno a la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus.

Hace dos años les propuse además hacer otra formación comunitaria, que también sirviera de encuentro entre ellas, porque también viven desde su vida contemplativa este mundo tan secularizado. La experiencia el año pasado fue muy positiva y por eso se ha repetido. De momento hacemos dos al año, aunque probablemente el año que viene sean ya tres.

¿Cómo se eligen los temas?
El año pasado planteé hacer la primera sesión sobre la liturgia de las horas, que hemos continuado ahora. En la sesión de febrero hablamos de Cor orans (2018), [instrucción de la entonces Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, N. d. R.]. Este año vamos a continuar con ella desde la realidad de la vida contemplativa con María José Tuñón, secretaria de la Comisión para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española, que también es consultora en Roma. Se hablará de temas de derecho canónico y legales. Estas cuestiones a ellas también les interesan mucho, porque tienen sus problemas con el patrimonio de los conventos y por otro lado las normativas del Vaticano han cambiado mucho de hace 40 años a ahora.

El año pasado muchas preguntas se centraron en la figura de la priora, también en el tema de la obediencia, el abuso de poder. Pero también le digo que a veces parece que eso son los grandes problemas de la vida religiosa y en realidad no es así. Ha habido casos pero no son su problema en el día a día de las comunidades.

Estos encuentros no dejan de ser solo para una parte de cada comunidad. ¿Es suficiente para llegar a todas?
En realidad vienen las que quieren: de unos cuatro, de otros diez; en total unas 40 de 110 que hay. Las que no vinieron son las más mayores, a las que les cuesta más trabajo. Pero se graba todo, se cuelga en YouTube y se les pasa con el material del ponente. Entonces lo pueden ver las demás; de hecho el año pasado lo escucharon todas.