Venezuela, en la frontera del cambio - Alfa y Omega

Venezuela, en la frontera del cambio

Jaime Septién

Las elecciones del próximo domingo representan una oportunidad histórica de los venezolanos por encontrar un camino de paz. Los sondeos sitúan al candidato opositor con posibilidades de ganar. Los obispos piden que las elecciones sean limpias y que se respeten los resultados.

La sorpresa esta vez es posible. Henrique Capriles Radonski, de 40 años, puede poner fin al experimento bolivariano y evitar que el Presidente llegue a los 20 años en el poder, asentado sobre reservas petroleras espectaculares, que le han permitido financiar programas populares, si bien ha dejado profundamente fracturada la sociedad venezolana.

Hugo Chávez se ha convertido, sin duda, en el líder político más conocido en Iberoamérica, una vez que su amigo y mentor Fidel Castro yace a la sombra del poder en Cuba, aquejado, como Chávez, de enfermedades y achaques que se mantienen como secretos de Estado.

Mucho menos conocido es Henrique Capriles, un joven abogado, progresista, admirador de Lula, que ha logrado aglutinar a la oposición tras vencer en las elecciones primarias celebradas en febrero. Es soltero y no tiene hijos. Su carrera política ha sido meteórica. Comenzó como diputado, a los 25 años; fue Presidente de la Cámara de Diputados y del Parlamento. Luego fue alcalde en el municipio de Baruta y Gobernador del Estado de Miranda.

No obstante el control de los medios que ejerce Hugo Chávez, el candidato Henrique Capriles ha ido ganando simpatizantes mediante una estrategia colateral que implica ir casa por casa. Capriles ha remontado buena cantidad de terreno y, a tres días de las elecciones, nadie descarta su victoria. Lo que sí hay duda es acerca de que Chávez vaya a respetar el resultado.

En julio, la Conferencia Episcopal Venezolana pidió que los comicios sean limpios y que se acepten los resultados finales. «Es fundamental —añadieron— que el Consejo Nacional Electoral ofrezca la garantía de que la opción del elector no podrá ser alterada, que será resguardado el secreto del voto y que los ciudadanos no encontrarán obstáculos para ejercer su derecho». Además, insistieron en que «los resultados de la contienda electoral deberán conducir al país al reencuentro nacional y a un llamado a todos los venezolanos, sin distinción alguna, a cooperar con un proyecto común de nación».

En un pronunciamiento más reciente, el cardenal Jorge Urosa, arzobispo de Caracas, insistía en estos mismos puntos, y recordaba que «la violencia —de cualquier clase— no es cristiana», y afirmaba que «todos, especialmente los organismos del Estado», deben «garantizar la ausencia de violencia y el orden público. El pronto anuncio de los resultados favorecerá el clima de serenidad y la acogida de los mismos».

Seguramente por su condición de emérito, se ha pronunciado con más contundencia monseñor Ovidio Pérez, arzobispo emérito de Los Teques, y ex Presidente de la Conferencia Episcopal: «Éstas no serán unas elecciones más, sino un movimiento de gravísima definición para el país, por cuanto la alternativa a resolver es democracia, o totalitarismo».