Ve, Francisco, y reedifica mi Iglesia
Concluye hoy la reunión del Consejo de ocho cardenales instituido por el Papa Francisco para analizar la reforma de la Curia romana. En el centro de las conversaciones, la relación entre los organismos vaticanos y las Iglesias particulares. Mañana, el Santo Padre visita Asís, donde su santo tocayo recibió del Crucificado este mensaje: «Ve, Francisco, y reedifica mi Iglesia»
Termina hoy la primera reunión del Consejo de ocho cardenales (bautizada por los medios como el G-8, aunque en el Vaticano se la conoce informalmente como el C-8, por la inicial de cardenal), que el Papa Francisco ha instituido para estudiar la reforma de la Curia romana y asistirle en el gobierno de la Iglesia. Se trata de la decisión de gobierno más importante de estos primeros meses de pontificado. La Santa Sede la anunció el 13 de abril, justo un mes después de la elección del Papa Francisco. De hecho, pocos días después de ser elegido, contactó con algunos de los cardenales para anunciarles su intención y constituir el equipo de trabajo.
De este modo, el Papa busca responder a las peticiones surgidas durante las Congregaciones generales de cardenales que precedieron al cónclave, en las que se constató la necesidad de revisar la actual forma de organización del Vaticano. Meses antes, el famoso Vatileaks, la fuga de información privada, robada de la oficina de Papa Benedicto XVI por su mayordomo, había mostrado deficiencias organizativas evidentes que ahora debe afrontar la Santa Sede.
El sistema organizativo actual del Vaticano fue establecido mediante la Constitución apostólica Pastor Bonus, promulgada por Juan Pablo II en junio de 1988, y, desde entonces, tanto en el mundo como en la Iglesia, se han dado enormes cambios que es necesario integrar. Basta pensar, por ejemplo, en el enorme cambio que han experimentado los medios de comunicación.
Impulso a la sinodalidad
En su reciente entrevista a las revistas de la Compañía de Jesús, el Papa reveló su visión de gobierno de la Iglesia, que debe realizarse consultando a los representantes de la propia Iglesia. «Los Consistorios y los Sínodos, por ejemplo, son lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y activa. Lo que hace falta es darles una forma menos rígida. Deseo consultas reales, no formales. La consulta a los cardenales, ese grupo consultivo externo, no es una decisión solamente mía, sino que es fruto de la voluntad de los cardenales, tal como se expresó en las Congregaciones generales antes del cónclave», explica en la entrevista.
El Consejo de cardenales sobre la reforma de la Curia romana ha sido concebido para promover en su seno esta universalidad de la Iglesia.
El coordinador es el cardenal salesiano Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, y sólo uno de sus miembros trabaja en el Vaticano, el cardenal Giuseppe Bertello, Presidente de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano. La Iglesia que habla español también se encuentra representada, además de por el cardenal Maradiaga, por el cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile (el único miembro del Consejo que, por razones de edad, está retirado), y antiguo Presidente del CELAM.
La Iglesia de Asia está presente a través del cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y Presidente de la Conferencia Episcopal India y de la Federación de Obispos de Asia. Asimismo, Europa cuenta con la representación del cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Presidente de la Comisión Episcopal de la Comunidad Europea; y África, con la del cardenal Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, una de las voces más escuchadas de ese continente, que fue Presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar.
La Iglesia en Estados Unidos, una de las de mayor crecimiento en el mundo, cuenta con al representación del cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston; y, por último, Oceanía está presente en este equipo con el nombramiento del cardenal George Pell, arzobispo de Sídney. El secretario del Consejo es el obispo de la ciudad italiana de Albano, monseñor Marcello Semeraro.
Propuestas de todo el mundo
En estos meses de trabajo, los miembros del Consejo se han encargado de recoger propuestas procedentes cada uno de su área geográfica, y el cardenal Bertello, de los organismos de la Santa Sede. Los cardenales están afrontando dos puntos decisivos: en primer lugar, cuestiones centrales para la vida de la Iglesia, como es la relación entre las Iglesias particulares y la Santa Sede, así como la función de las Conferencias Episcopales, y la posible reforma del Sínodo de los Obispos. En una palabra, se trata de encontrar maneras concretas de vivir la colegialidad, es decir, el gobierno de la Iglesia por parte del obispo de Roma en comunión con los obispos del mundo.
El segundo tema fundamental es la reforma de la Curia romana, que debe encontrar fórmulas concretas para ser más eficazmente un servicio al ministerio universal del obispo de Roma, y no una especie de órgano central de gobierno de la Iglesia.
La reunión de estos días ha servido para poner orden en la gran cantidad de propuestas que, desde toda la Iglesia, se han recogido para mejorar la organización de la Curia romana. De ahí, debe surgir una propuesta armonizada, aprobada por el Consejo y después por el Papa, y traducirse en un documento jurídico armonioso que constituirá la base para el futuro funcionamiento de la Santa Sede.
Consejos, no decisiones
Como se puede imaginar, un trabajo tan ambicioso para una institución de dos mil años y universal no es cometido de una reunión de pocos días. Llevará todavía tiempo y harán falta nuevas reuniones. Como explicaba a Alfa y Omega el padre Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, este grupo «ha sido constituido para ofrecer consejos al Papa y no para tomar decisiones propias». Y añadió que «se trata de una primera reunión a la cual seguirán otras». Además, destacó que, «obviamente, los participantes aplicarán los criterios de confidencialidad acerca los contenidos de las consultas».
La pastoral matrimonial
Ahora bien, la reforma de la Curia romana no es el único asunto analizado. El Papa Francisco sorprendió a los periodistas, en el vuelo que le traía de Río de Janeiro a Roma, al revelar que el Consejo también afrontará la cuestión de la pastoral matrimonial. En particular, el Papa adelantó que es necesario profundizar en la situación difícil que viven en la Iglesia personas en una segunda unión después del divorcio, motivo por el cual incluyó el argumento en esta reunión del Consejo de los cardenales. «Estamos en camino hacia una pastoral matrimonial más profunda. Y esto es un problema que afecta a todos, porque hay tantos implicados…», decía. «Por ejemplo, les digo uno solamente: el cardenal Quarracino, mi predecesor, decía que para él la mitad de los matrimonios eran nulos. Pero ¿por qué lo decía? Porque se casan sin madurez, se casan sin darse cuenta de que es para toda la vida, o se casan porque socialmente se deben casar».
Por el contrario, carece de fundamento la previsión de que uno de los temas en la agenda sea la propuesta de crear a mujeres cardenales. El Papa está impulsando con firmeza el papel de la mujer en la Iglesia, pero no quiere caer en la tentación de clericalizarla.
Una teología de la mujer
¿Se imagina a una mujer vestida de cardenal? La visión del Papa es diferente, como él mismo la expuso a los periodistas en el avión de regreso de Brasil: «El papel de la mujer en la Iglesia no es solamente la maternidad, la mamá de la familia, sino que es más fuerte; es precisamente el icono de la Virgen, de María, la que ayuda a crecer a la Iglesia. Dénse cuenta de que la Virgen es más importante que los apóstoles. Es más importante. La Iglesia es femenina: es Iglesia, es esposa, es madre». Y añadía que «el papel de la mujer en la Iglesia no se puede limitar al de mamá, al de trabajadora, limitado… ¡No! Es otra cosa», pues «no se puede entender una Iglesia sin mujeres, pero mujeres activas en la Iglesia, con su estilo»; y «es necesario hacer una profunda teología de la mujer».
Ésta es la visión que tiene el Papa Francisco de la Iglesia. Y tras el encuentro del grupo de cardenales, mañana viernes, el Santo Padre visitará Asís, donde su santo tocayo, en la pequeña iglesia de San Damián, recibió del Crucificado este mensaje: Ve, Francisco, y reedifica mi Iglesia. Un llamamiento siempre de actualidad, pero…, hoy muy especialmente.