Valentina Alazraki: «Juan Pablo II hizo una alianza con los periodistas»
«El Papa Francisco es el mejor comunicador que hay». Pero su modelo no siempre funciona, asegura la decana de los vaticanistas
Que la colaboración entre un líder y su portavoz es imprescindible para transmitir bien un mensaje lo aprendieron en el Vaticano en los 80, cuando Juan Pablo II fichó a Joaquín Navarro-Valls. Lo recuerda la mexicana Valentina Alazraki, decana de los vaticanistas y testigo privilegiado de lo que pasa en la plaza de San Pedro desde hace 47 años. Esta semana la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) la ha invitado a contar su experiencia a directores de comunicación.
¿Cómo acabó en el Vaticano?
En 1978 con el fallecimiento de Pablo VI y los dos cónclaves, empecé como corresponsal para Televisa.
Ha visto a Papas muy diferentes.
Cada uno tenía una personalidad distinta y su estilo de comunicación institucional.
¿También modos equivocados?
Hay modos de comunicar mejores y peores. Como experiencia, el modelo que funciona es el de Juan Pablo II-Navarro Valls, que puede aplicarse en una empresa, un partido o una diócesis. El portavoz debe tener acceso directo y frecuente para conocer lo que piensa el jefe, en su caso el Papa, y poder hablar con su autoridad, pues las informaciones proceden de él. Así podrá estar a disposición de la prensa para ayudar al Papa.
¿Qué otros modelos hay?
Benedicto no quería relación directa con su portavoz y el padre Federico Lombardi inauguró un modo de comunicar basado en el servicio. Sin contacto directo con el Papa, decidió que la prensa tenía que estar informada y que él debía ayudar a entender lo que pasaba. Recogía información y la ponía a disposición en entrevistas y ruedas de prensa. Francisco ha asumido personalmente esa tarea. Siente que quien debe comunicar es él, con gestos, palabras y entrevistas, y no un portavoz. Piensa que hace la comunicación con su lenguaje, con su comunicación espontánea, poco institucional. Y la Oficina de Prensa refleja esa voluntad del Papa de ser él quien comunica.

¿Ha funcionado?
Sí, para los pocos que han tenido acceso directo a él. Pero no para quienes no lo han tenido.
Con Juan Pablo II usted y otras periodistas, como Paloma Gómez Borrero, inventaron un modo de contar el papado.
No fue premeditado. Por cómo era, por la relación que se hizo con México, hablaba sobre él con mucho corazón, mostrando el ser humano, no solo la institución.
¿Cómo trataba a los periodistas?
Sabía que sin nosotros no se habrían sabido las cosas que hacía y buscó una alianza. Al final de cada viaje, siempre agradecía el trabajo. Su primera década fue una experiencia única porque era un gran líder que iba haciendo historia. Cuando cayó el Muro de Berlín pensé que la primera piedra había caído en su primer viaje a Polonia y yo estaba allí.
Luego empezaron los achaques.
Hasta entonces era un huracán. Luego comenzó esa encíclica sobre el dolor vivida en carne propia. Para mí, fue una experiencia humana y espiritual aún más fuerte. Era un hombre que compartía la cruz. Allí mostró su misticismo polaco.

¿Cómo se relacionó Benedicto con la prensa?
Al llegar arrastraba muchos prejuicios como antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La prensa tuvo una enorme responsabilidad, era noticia siempre en negativo, cuando habría podido serlo en positivo por su inteligencia o su formación teológica. En su pontificado hubo fuertes errores de comunicación que se le atribuyeron y no eran suyos, como Ratisbona, los lefebvrianos o los escándalos de pedofilia.
Con Francisco ha sido de las periodistas con una relación más cercana.
Es una persona extraordinaria: da entrevistas, contesta cartas o llama. No era habitual que lo hiciera un Papa.
Decían que estaba contra la prensa.
En Argentina no daba entrevistas. Se lo recordé en su primer viaje y respondió que no se sentía a gusto, pero que a la vuelta contestaría nuestras preguntas. Tuvo una rueda de prensa extraordinaria. Es el mejor comunicador que hay.
¿Cómo ha vivido este trabajo su familia?
Mis hijas pensaban que Juan Pablo II era uno de la familia, porque yo o estaba con ellas o con él. Una me empezó a llamar Mariana. Explicó: «Si los señores del Vaticano vienen a buscarte para irte con el Papa escucharán a una niña que te llama Mariana y pensarán que se han equivocado. Así te quedas aquí».

La neumonía bilateral y la infección polimicrobiana del Papa han entrado en una «fase estacionaria» y los doctores ya no publican diariamente su boletín médico, pues necesitan más tiempo para apreciar cambios. Francisco necesita recibir oxígeno a través de cánulas nasales casi todo el día y realiza fisioterapia motora y respiratoria para fortalecer los pulmones. El domingo se sintió con fuerzas suficientes para volver a celebrar Misa y se difundió su primera foto después de 31 días en el Hospital Policlínico Gemelli. Aunque no hay planes para darle el alta, los reyes de Inglaterra Carlos y Camila han anunciado que tienen una audiencia prevista con él el próximo 8 de abril.