Uno de cada tres niños en España vive en riesgo de pobreza

Coincidiendo con la celebración del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) presentó el martes su informe El estado de la pobreza en España. Según el estudio, el coste de la vivienda, la brecha de género y el apoyo insuficiente a las familias con menores se constituyen como factores clave para la generación de pobreza en España.

Una de las conclusiones más llamativas es la relativa a las familias con menores a cargo, que registran cifras más altas para todos los indicadores. En España, casi 2,6 millones de niños, niñas y adolescentes están en riesgo de pobreza, un tercio del total. La peor parte se la llevan los que pertenecen a familias monoparentales, pues casi la mitad está en riesgo de exclusión. Junto a ello, las personas ya en situación de pobreza, paradójicamente, son las que más dinero tienen que emplear en sus gastos habituales de vivienda. Así, en el caso concreto de la vivienda, en 2022, cuatro de cada cinco personas con gasto elevado en vivienda son pobres (79,1 %).

Como señala el estudio, las personas en esta situación «tienen menos acceso a la propiedad y, por tanto, alquilan más. A su vez, el alquiler, además de generar inseguridad, resulta mucho más caro que la hipoteca y consume una parte importante de los recursos disponibles». De este modo, la población en pobreza dedica casi el 40 % de sus ingresos a su hogar, mientras que aquellos fuera de este riesgo emplean poco más del 12 %.

Por otro lado, el informe constata peores indicadores de exclusión social entre las mujeres: desde 2015, las políticas sociales han conseguido que haya medio millón de hombres pobres menos, mientras que solo 61.000 mujeres han salido de la pobreza en el mismo periodo.

El informe El estado de la pobreza en España destaca que el empleo y la educación «están perdiendo fuerza como factores de protección frente a la pobreza», debido a los bajos salarios y a la precarización del mercado laboral. De este modo, «un empleo sin condiciones adecuadas no garantiza ingresos suficientes para salir de la pobreza». De hecho, una de cada tres personas pobres tiene un empleo remunerado, según el estudio.