Una síntesis del Catecismo, en preguntas y respuestas. El Papa publica el Compendio de la fe
Cuando, en diciembre de 1992, se publicó el catecismo de la Iglesia católica, con sus 700 páginas, algunos dijeron que era mucho texto para ser leído por el gran público. A pesar de que el texto se convirtió en un best seller, Juan Pablo II siempre escuchaba toda sugerencia inteligente y encomendó a su colaborador más cercano para estas cuestiones, el cardenal Joseph Ratzinger, la redacción un Compendio del Catecismo
Este martes, el Santo Padre, Benedicto XVI, presidió, en la Sala Clementina del Vaticano, una celebración litúrgica en la que difundió oficialmente el volumen que presenta de manera sintética, con la fórmula de preguntas y respuestas, los contenidos de la fe y de la moral cristiana.
El Papa elaboró el texto cuando aún era cardenal, con la ayuda de una comisión especial internacional. Ya se lo había entregado a Juan Pablo II, poco antes de su muerte. El cardenal bávaro creía que era una de las últimas misiones que cumpliría antes de que el Papa Karol Wojtyla aceptara la renuncia que en varias ocasiones le había pedido.
Listo desde Semana Santa
La introducción del Compendio fue escrita por el cardenal Joseph Ratzinger un mes antes de ser elegido Papa, el 20 de marzo de 2005, Domingo de Ramos. En ella, informa que el borrador del texto ha sido analizado por todos los cardenales y Presidentes de Conferencias Episcopales, recibiendo una «evaluación positiva por parte de la mayoría absoluta de quienes han respondido».
Al explicar la opción por el género literario de preguntas y respuestas, el cardenal Joseph Ratzinger subrayaba que se trata de volver a proponer «un diálogo ideal entre el maestro y el discípulo, mediante una secuencia de interrogantes, que involucran al lector invitándole a continuar en el descubrimiento de nuevos aspectos de la verdad de su fe». De hecho, el Compendio es de fácil lectura y responde con claridad a las preguntas que se puede plantear un cristiano. «El género del diálogo ayuda también a abreviar notablemente el texto, reduciéndolo a lo esencial. Esto podría favorecer la asimilación y la eventual memorización de los contenidos», añade la introducción.
La gran novedad, quizá, son las imágenes que salpican el texto, tomadas de la iconografía cristiana. «Los artistas de todos los tiempos han ofrecido a la contemplación y a la maravilla de los fieles los hechos más destacados del misterio de la salvación, presentándolos con el esplendor del color y con la perfección de la belleza», consideraba el entonces cardenal Ratzinger.
«Es un indicio de cómo la imagen puede expresar hoy mucho más que la misma palabra, gracias a su dinamismo de comunicación y de transmisión del mensaje evangélico», afirmaba el entonces purpurado.
La edición en español del Compendio es coordinada por la Conferencia Episcopal Española.