Una ruta en bici para ir al cole
El colegio público Puerto Rico de Madrid organiza todos los viernes su bicibus, una ruta para ir en bicicleta al colegio. Aparte de ser respetuosa con el medio ambiente, los alumnos están encantados de poder ir pedaleando a clase
El colegio público Puerto Rico de Madrid organiza todos los viernes su bicibus, una ruta para ir en bicicleta al colegio. Aparte de ser respetuosa con el medio ambiente, los alumnos están encantados de poder ir pedaleando a clase
A menudo, los niños comprenden mejor que los mayores la importancia de cuidar el medio ambiente. Como les toca heredar la tierra, y porque muchas veces son más responsables que los adultos, son los primeros en apuntarse a las iniciativas de reciclaje o a ir al cole en bici en vez de en coche.
Los alumnos del colegio público Puerto Rico, en el barrio de Orcasitas de Madrid, son un buen ejemplo. De lunes a jueves, un buen número de chavales va al cole andando en vez de en coche. Forman lo que se conoce como un pedibus, es decir, una ruta para ir al cole andando que, al igual que los autobuses, tiene puntos de recogida y un horario fijo. Además, para que el trayecto sea seguro, varios padres y profesores los acompañan.
Según nos cuenta Lucas Cavero, el director del Puerto Rico, su colegio lleva diez años, desde 2009, desarrollando esta iniciativa y con ella han conseguido que muchos padres se animen a llevar a sus hijos a pie en vez de coger el coche. De este modo, no solo protegen el medio ambiente. También se puede respirar mejor en la calle donde está al colegio. Pero esta no es la iniciativa más interesante que tienen en el Puerto Rico.
Todos los viernes, los alumnos que quieran pueden ir al centro en bicibus. Es lo mismo que un pedibus pero, en vez de andar, los niños van montados en bicicleta. A las 8:30 horas, los alumnos quedan en «un punto que está a cinco minutos en bicicleta del colegio», explica Cavero. Desde ahí, van todos juntos hasta el Puerto Rico. Y, aunque podrían ir atravesando los parques de alrededor para no molestar a los coches, prefieren ir por el asfalto porque «lo que nos interesa es hacernos ver», presume el director. Así le enseñan a todos los conductores que otra forma de desplazarse es posible.
Haciendo amigos
Aparte de ser una forma ecológica de moverse, tanto el pedibus como el bicibus son una magnífica oportunidad para pasar más tiempo con los compañeros de clase. «Somos unos 25 niños o así, nos juntamos con otros chicos de nuestra edad y hablamos», nos cuenta Álex, un alumno de 5º de Primaria.
Una de esas chicas es Silvia, también de 5º, quien lleva haciendo la misma ruta con Álex durante años. Con el paso del tiempo, han acabado haciéndose muy amigos. Además, como los dos están muy preocupados por el planeta y llevan mucho tiempo pensando cómo protegerlo, ahora forman parte del comité ambiental del colegio. Allí vigilan junto a otros alumnos que el colegio respete el medio amiente. «El otro día propusimos no jugar tanto a la Play o la Wii. Es mejor jugar fuera, en la calle. No gastamos electricidad y es más divertido», opina Silvia.
Pero los alumnos no son los únicos que estrechan sus amistades gracias al pedibus y bicibus. También los padres, al pasear juntos a diario, acaban conociéndose mejor y confiando más los unos en los otros. Además, como los puntos de encuentro son lugares seguros y todos los niños van juntos, algunos se organizan en turnos para llevar a sus hijos al colegio. Algo que, en opinión de Lucas Cavero, une a las familias del centro.
¿Quién educa a quién?
Como el bicibus es una iniciativa responsable con el medio ambiente, el colegio público Puerto Rico ha decidido fomentarla todo lo posible. Así, sus alumnos tienen un carnet de ciclista y, cuantas más veces lleguen al colegio en bicibus, más probabilidades tienen de recibir un premio cuando dan las notas. «Cada vez que viene un niño metemos un papelito con su nombre en una urna. Una vez al trimestre hacemos un sorteo sacando uno de los nombres de la urna y al niño que le toque le regalamos un casco o algo de la bici», nos cuenta Lucas Cavero.
Estos regalos, al igual que los petos que llevan los ciclistas, los paga el Ayuntamiento. Aunque desde que está en marcha esta iniciativa, Madrid ha sido gobernado por alcaldes diferentes, todos los políticos se han puesto de acuerdo en fomentar la movilidad sostenible y a educar a los más pequeños. Claro que, en realidad, quizás sean los niños los que tengan que educar a los mayores en estos temas.