Una reliquia única en el mundo
Abre la puertas en Valencia Aula Grial, un espacio expositivo en el que sumergirse en la historia y vicisitudes del Santo Cáliz de la Última Cena
Son muchas las leyendas e historias que se cuentan sobre el Santo Cáliz, muchas de ellas recogidas en la literatura, las series de televisión o el cine. Pero no por difundidas son o dejan de ser verdaderas. A muchas de estas historias, datos o creencias pretende dar respuesta un nuevo espacio expositivo de iniciativa privada dedicado al Santo Cáliz en Valencia bajo el nombre de Aula Grial. «Se trata de mostrar y explicar que tenemos la reliquia más importante de la cristiandad; diría más, de la humanidad», afirma Alicia Palazón a Alfa y Omega, directora de contenidos del Aula Grial e impulsora del proyecto.
La exposición –en la calle Cabillers, a un paso de la catedral valenciana– aclara a los visitantes que la reliquia del Santo Cáliz –tiene una réplica– solo es, en realidad, la parte superior [la copa palestina de ágata], mientras que el resto es un relicario «que se introdujo para ensalzar lo que estaban convencidos de que era la copa de Cristo». También tiene una respuesta para los que comprueban, extrañados, que no se trata de una copa de madera: la tradición judía no permite los materiales porosos como la madera o el barro para las copas de bendición. Se aclara que Santo Cáliz y Santo Grial parecen ser sinónimos pero no lo son, pues el segundo es el nombre artístico y literario del primero, sobre el que se desarrolla una historia mítica que le confiere poderes milagrosos, de eterna vida y eterna juventud. O se desmiente que los templarios tengan algo que ver con el cáliz, pues no fueron custodios del mismo.
Todas estas respuestas y otras se van desvelando a medida que se recorre la exposición que, además, muestra el recorrido de la reliquia desde que san Pedro la lleva a Roma, san Lorenzo la mueve a Huesca para protegerla de la persecución del emperador Valeriano y, finalmente, tras pasar por varios monasterios aragoneses, el rey Alfonso el Magnánimo la decide trasladar a Valencia siendo custodiada en la catedral desde 1437.
Y este viaje se hace con los cinco sentidos, pues en las diferentes salas se pueden oler especias, probar alimentos, quemar incienso, vestir un hábito benedictino o ropas templarias, escuchar un salmo en arameo o música gregoriana… «Hemos querido que la exposición esté muy bien documentada y, al mismo tiempo, que sea muy amena, de modo que el visitante salga con algunas ideas claras de por qué este cáliz pudo estar en la Cena del Señor», añade Alicia Palazón.
Los estudios que se realizaron en los años 60 confirmaron que la copa superior es de la época de Cristo; cumple todos los preceptos que los judíos establecieron para las copas de bendición. «Es cierto que los añadidos son medievales, pero se concluyó que la copa tiene todas las características para haber estado en la mesa de la Última Cena. Aunque no se puede garantizar esto al 100 %, sí es cierto que tiene todos los números para que así sea. Al menos, no hay nada en contra que diga que no pudo estar», explica Palazón.
Escondido durante siglos y expuesto desde hace poco más de 100 años, el espaldarazo definitivo para la difusión de esta reliquia llegó con los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Los dos la usaron en Eucaristías multitudinarias durante sus visitas a Valencia. El primero, tras conocer la historia, pidió celebrar con este cáliz. Al segundo se le ofreció y, después de pedir más información al respecto, también decidió utilizarlo. «Benedicto XVI se lo pensó un poco; quizá porque es otro tipo de carácter. Cuando vio la documentación, le convenció y pidió usarlo», apunta la directora de Contenidos de la muestra. Luego llegaría en 2014 la decisión de la Santa Sede de aprobar la celebración que Valencia pueda celebrar cada cinco años un Año Santo Jubilar del Santo Cáliz y en 2016 la celebración del centenario de su exposición al público en la catedral de Valencia.
«Por todo esto –concluye Alicia Palazón– es importante que divulguemos con seriedad y no con fantasía que existe una reliquia de la importancia del Santo Cáliz y que la tenemos aquí, en Valencia, y que vale la pena conocerla».