Una parroquia de Málaga recicla objetos de los feligreses
Al padre Rafael López, párroco de la Sagrada Familia de Málaga, se le ocurrió la idea de montar un punto de recogida de objetos religiosos un día al terminar la Misa, mientras charlaba con unos feligreses en unos jardines «muy apañaos que tenemos a la entrada». «Tú sabes, hablamos de todo». Entre otras cosas, uno dijo que tenía un cajón lleno de décimos de lotería con los que no sabía qué hacer.
La conversación derivó a las estampas, medallas, crucifijos y todo tipo de artículos de fe que se acumulan en casa y que da apuro tirar. Así nació Punto Sacred, un buzón para depositarlos. «Pedimos uno por eBay, muy baratito, a Alemania»; diseñaron un logo que combina una cruz con el símbolo del reciclaje «que está muy de moda», y buscaron un eslogan llamativo, Reciclando santos, detrás del que hay una idea contundente: respetar lo sagrado.
El 30 % de los objetos son perfectamente reutilizables —«las estampas las guardo para dárselas a la gente»—, y lo que más llegan son «medallitas chicas, libros del Evangelio del día y santitos espantosos de los chinos, que quitan la devoción». El sacerdote aprovecha además para hablar con los donantes y hacerles una acogida, más en este tiempo de pospandemia en el que hay removidos tantos corazones: «Crear servicios puntuales como este es una manera inteligente de poner a las parroquias a tiro de personas que, con sensibilidad religiosa, no encuentran una razón para acercarse».