Una oración por esta tierra a oscuras
Después de tanto tiempo de conflicto no hay familia que no tenga o no conozca un caso de muerto o herido a puñaladas, por disparos, por terroristas suicidas o por bombardeos
Esta foto espectacular se ha convertido en la imagen de la operación Guardián de las Murallas. A la derecha de la foto pueden ver las estelas que dejan los cohetes de Hamás, el acrónimo de la organización yihadista Movimiento de Resistencia Islámico. A la izquierda, ven el sistema de defensa israelí llamado Cúpula de Hierro en plena acción. Se trata de interceptar los cohetes de Hamás y hacerlos estallar en el aire antes de que caigan sobre las ciudades israelíes. Entre el 10 y el 17 de mayo, Hamás ha lanzado 3.150 cohetes contra Israel, que ha respondido bombardeando objetivos estratégicos en la Franja de Gaza y ha destruido más de 850 en el mismo periodo.
Como es de noche, el sufrimiento de los civiles en Israel y en Gaza permanece invisible. Deben ustedes imaginar a los israelíes resguardados en los refugios antiaéreos y a los gazatíes huyendo de los edificios que la Fuerza Aérea israelí anuncia que va a bombardear. La agencia de seguridad nacional israelí llama por teléfono a los ocupantes, advierte de la inminente destrucción del inmueble en el que Hamás ha emplazado, por ejemplo, un arsenal, un puesto de observación o una lanzadera de cohetes. Les da un plazo para desalojarlo. Pasado ese tiempo, la aviación abre fuego y todo se viene abajo. En Israel, los cohetes lanzados desde Gaza no avisan, pero las alarmas suenan. Unos pocos segundos para llegar al refugio. Se oye una explosión, todo se envuelve de un olor a quemado y se siente la temperatura del metal ardiente.
Después de tanto tiempo de conflicto no hay familia que no tenga o no conozca un caso de muerto o herido a puñaladas, por disparos, por terroristas suicidas o por bombardeos. Esto es así tanto en Israel como en los territorios de la Autoridad Palestina.
El Papa ha advertido que «los violentos conflictos armados en la franja de Gaza e Israel de estos días corren el riesgo de degenerar en una espiral de muerte y destrucción. Numerosas personas han sido heridas y muchos inocentes han muerto, entre ellos también hay niños. Esto es terrible e inaceptable, su muerte es demostración de que no se quiere construir un futuro, sino que se quiere destruir», y ha pedido oraciones «para que israelíes y palestinos puedan encontrar el camino del diálogo y del perdón para ser constructores pacientes de paz y justicia, abriéndose paso a paso a una esperanza común, a una convivencia entre hermanos. Rezamos por los muertos, en particular por los niños, rezamos por la paz».
Esta tierra es sagrada para tres religiones. Es un lugar tres veces santo. Aquí convergen las miradas de la humanidad entera. Isaías profetizó que «mi Casa será llamada Casa de oración para todos los pueblos». No sé qué daría yo para que esa profecía se cumpliese hoy, ahora mismo, en este instante en el que termino estas líneas sumándome a esa oración por esta tierra sumida en unas tinieblas que solo rompen las estelas de los cohetes.