Una lectura creyente de la pospandemia
A imagen y semejanza de la comisión de expertos del Papa, el arzobispo de Madrid pone en marcha varios grupos sectoriales para analizar la realidad en la que se encuentra la capital y afrontar las secuelas del coronavirus
—Hemos acogido a una pareja joven, con tres hijos y un cuarto en camino, que estaba malviviendo en condiciones infrahumanas en una caravana en la zona de Pan Bendito. Al profundizar en el caso descubrimos que, en los años 90, ella era una chica de 12-13 años que acompañábamos en el poblado del Salobral… El drama es que, si no logramos romper el círculo de la pobreza, esta se hereda.
El director de Cáritas Diocesana de Madrid, Luis Hernández Vozmediano, explica que esta familia encara el futuro con algo más de esperanza desde que se ha instalado en el residencial Sínodo, adonde llegaron después de que la Comunidad de Sant’Egidio les diera la voz de alarma. Este es solo uno de los muchos ejemplos del trabajo en red que realizan distintas instituciones de la Iglesia que peregrina en Madrid.
En las últimas semanas la propia Cáritas Diocesana de Madrid y la Comunidad de Sant’Egidio, así como varios párrocos, la Mesa por la Hospitalidad, La Merced Migraciones, las Hijas de la Caridad o las Adoratrices, entre otras organizaciones eclesiales, se están reuniendo telemáticamente para plantear «respuestas eficaces y adecuadas para que nadie se quede atrás». Forman uno de los grupos de trabajo sectoriales puestos en marcha por el cardenal Carlos Osoro –a imagen y semejanza de la comisión de expertos ideada por el Papa Francisco– para analizar la realidad en la que se encuentra Madrid y ofrecer orientaciones a los órganos de gobierno diocesanos para afrontar las secuelas del coronavirus. La información que generen de aquí a verano también se trasladará a Roma.
Como responsable de Cáritas en Madrid, Hernández Vozmediano coordina el primer grupo, que integra a laicos, sacerdotes y religiosos de distintos carismas y se ha denominado Atención de urgencias y nuevas necesidades emergentes. Detalla que hace unas semanas mantuvieron un encuentro para «identificar necesidades actuales y ver qué respuesta estamos dando» en distintos frentes y que, este mismo miércoles, tuvieron otro para abordar «qué necesidades futuras prevemos que van a aparecer y qué respuestas deberíamos dar». Además, están estudiando «cómo deberíamos trabajar en red con otras instituciones, tanto de dentro como de fuera de la Iglesia, y con los organismos públicos».
Preocupado con el aumento de peticiones de ayuda y con el hecho de que el número de familias que acuden a ellos por primera vez se ha triplicado en estos meses, enumera otras situaciones de vulnerabilidad que se han agravado: los empleos precarios «sin garantías de ningún tipo», los realquileres que cierran la puerta a cualquier ayuda, los ancianos «solos y que han perdido amigos», el retraso en las solicitudes de asilo, los presos sin contacto con el exterior… Según subraya, las entidades de Iglesia están haciendo una «lectura creyente de esta realidad», pero «la Administración es la que tiene que resolver el problema de la pobreza en Madrid». «No podemos frustrarnos: no vamos a poder socorrer a todas las personas que lo están pasando mal. Lo que queremos es tocar los corazones, movidos por el compromiso cristiano, por el ejemplo de Jesús de Nazaret, y no por ningún otro tipo de cosas», asevera, recogiendo el sentir de las reuniones mantenidas.
Aparte de este grupo conformado por entidades a pie de calle, se están ultimando uno de perfil académico coordinado por el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, Julio Martínez, SJ; uno de periodistas; uno de políticos cristianos con distintas responsabilidades y de distintas formaciones (PSOE, PP, Más Madrid, Vox y Ciudadanos), y una especie de Senado de personalidades que será el último en reunirse.
* * * * * * *
Los cinco grupos
Atención de urgencias y nuevas necesidades emergentes
Liderado por Cáritas Diocesana de Madrid, analiza la respuesta de las entidades de Iglesia a la pandemia y qué urgencias habrá que abordar en los próximos meses.
Estudio y prospectivas
Académicos y expertos se plantean qué viene después de la emergencia. Analizan las consecuencias económicas, culturales, religiosas y sociales.
Medios de comunicación social
Periodistas y profesionales de la comunicación valoran qué papel juegan los medios en la configuración de la sociedad del futuro y la presencia de la Iglesia en estos.
Cristianos y políticos
Cristianos de diversas formaciones políticas se plantearán el lugar de la política y de la Iglesia en la sociedad pospandemia.
Senado de personalidades
Personalidades de ámbitos como la ciencia, la cultura, el derecho o la educación abordan las líneas fuerza de este cambio de época y el rol que debería jugar la Iglesia.
El párroco de San Millán y San Cayetano, Santos Urías, forma parte del grupo de urgencias y nuevas necesidades. «Todo lo que sea conocer y conocernos un poco mejor ayuda a ese Pentecostés para construir bajo el soplo del Espíritu», asegura
Cáritas Diocesana de Madrid ha visto que se han multiplicado las peticiones de ayuda. ¿Qué está viendo en la Vicaría V, de la que es coordinador?
Hay muchas más demandas de ayuda y preocupa ver a las personas que acuden por primera vez a nosotros. En una primera oleada hemos intentado apoyar, sobre todo, en necesidades básicas, especialmente alimentos. Pero ahora ya vamos viendo una segunda ola, en la que hay que hablar de recursos habitacionales y reubicaciones por pérdida de empleos.
¿Qué están haciendo en su parroquia en pleno centro de Madrid?
En San Millán y San Cayetano hemos aumentado en un 50 % las familias que acogemos, hasta superar las 300. Hemos intentado que la ayuda, además de dar una respuesta a situaciones de emergencia, implique un cierto acompañamiento y seguimiento. Vemos la importancia de la coordinación para no duplicar ayudas o, por el contrario, que alguien se quede sin apoyos. Y también vemos que, sin descuidar la atención material, la cercanía y el apoyo humano son fundamentales.
¿Se considera usted un párroco todoterreno?
Como Iglesia estamos todos intentando dar una respuesta lo más adecuada posible a esta situación que ciertamente nos ha descolocado. La mayoría de los compañeros sacerdotes, de los laicos que colaboran en la parroquia y de las religiosas y religiosos han mantenido una preocupación constante y una cercanía a la realidad. Por nuestra misión siempre hacemos un poco de todo y estamos en un continuo aprendizaje, buscando cauces para la participación, la escucha, el enriquecimiento espiritual, la solidaridad…
¿Qué le parece que se plantee la colaboración en red de distintas realidades de Iglesia?
A veces la necesidad se vuelve virtud. Todo lo que haga que se pongan en relación diferentes realidades de la Iglesia, personas que trabajan con sus carismas y sensibilidades, todo lo que sea conocer y conocernos un poco mejor, ayuda precisamente a ese Pentecostés para construir bajo el soplo del Espíritu.
¿Cómo es la colaboración con la Administración?
Es fundamental buscar una coordinación y un trato leal con las entidades públicas, pues al final irá en beneficio de las personas. En algunos casos supondrá tener que denunciar algunas deficiencias, siempre para poder mejorar. En otros casos pasará por proponer con humildad aquello que, como percibimos en nuestra labor, ayuda a promocionar la dignidad humana. Que a ser posible nadie se sienta abandonado en esta sociedad y mucho menos por la Iglesia.