«Una justicia que no llega» para los jesuitas asesinados en México
La Compañía de Jesús ha emitido un duro comunicado reclamando el fin de la impunidad tras la violenta muerte hace un mes de los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora
Lamentan «la impunidad» y subrayan que perpetuarla será un obstáculo para cualquier intento de reconciliación y paz. Los jesuitas mexicanos se expresan en términos claros denunciando que poco o nada se ha hecho para esclarecer el asesinato de los padres Javier Campos y Joaquín Mora y de dos laicos en Cerocahui, Chihuahua. El pasado 20 de junio ambos sacerdotes fueron asesinados en el templo de Cerocahui, en la sierra Tarahumara de Chihuahua, junto a un conocido guía turístico de la zona. Los criminales hicieron desaparecer los cadáveres de acuerdo con el modus operandi del crimen organizado que opera en la sierra de Chihuahua.
«La Compañía de Jesús en México sigue exigiendo justicia», dice el mensaje en el que los religiosos reclaman al gobierno que garantice la seguridad para los habitantes de la zona, las comunidades indígenas rarámuri a las que servían los dos sacerdotes. «La atención que sobre la región ha generado este lamentable hecho que sacudió al país no puede ser coyuntural: se deben revertir las causas estructurales de la violencia en la Sierra, que prevalecen desde hace décadas», explican los jesuitas.
El comunicado asegura que la región padece las consecuencias de «la ausencia del Estado». Por eso, los jesuitas piden que sigan presentes las fuerzas federales que se desplegaron tras el asesinato de los sacerdotes e invitan al gobierno a revisar la actual política de seguridad. La conmoción nacional e internacional por el asesinato de los sacerdotes provocó una fuerte presión en las autoridades federales que enseguida movilizaron sus efectivos para hallar los cuerpos de los dos sacerdotes. Pero las bandas criminales dedicadas al narcotráfico operan con total libertad apoderándose de tierras de cultivo, amenazando y asesinando a cualquiera que se interponga en su actividad. En todo el país, según datos oficiales, se han producido en lo que llevamos de año unas 15.000 muertes violentas. En mayo, México supero el triste saldo de las 100.000 personas desaparecidas.
Incluso el Papa Francisco durante la catequesis del miércoles 22 de junio lamentó el asesinato de sus hermanos jesuitas aludiendo a la violencia endémica que arrasa México: «Expreso mi dolor y consternación por el asesinato en México, anteayer, de dos religiosos jesuitas, mis hermanos, y de un laico. ¡Cuántos asesinatos en México! La violencia no resuelve los problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios».
El comunicado de los jesuitas mexicanos a un mes del asesinato de los dos sacerdotes incide en este problema de la violencia extendida por todo el país y la ausencia de justicia y paz que anhelan «muchas voces en nuestro país»: «El intempestivo asesinato de nuestros hermanos jesuitas nos remite a la vivencia de tantas víctimas de la violencia que siguen esperando justicia y verdad en nuestro México adolorido. Recordamos a las familias de personas desaparecidas, a las víctimas de feminicidio, a los migrantes que no volvieron a casa, a los periodistas que perdieron la vida ejerciendo su labor, a las personas desplazadas por la violencia, a tantas y tantos que —como nosotros— también esperan una justicia que no llega».
Por ello, la Compañía de Jesús en México reitera su firme compromiso a «no consentir la impunidad y a trabajar por la reconstrucción del tejido social» movidos por «la memoria de nuestros queridos Joaquín y Javier, de las demás víctimas de Cerocahui, y de tantos dolientes que en México no reciben la misma atención».