Una disputa litúrgica divide a la Iglesia siro-malabar
Esta Iglesia oriental, que cuenta con cuatro millones y medio de fieles en la India, está sumida en un choque de posiciones por el rito de la Misa que ha reavivado el fantasma del cisma
El ultimátum del Papa para que el clero de la diócesis de Ernakulam-Angamaly, de la Iglesia siro-malabar —una de las 24 Iglesias orientales que existen en el rito católico junto a la Iglesia latina—, respetase el rito de la Misa expiró en Navidad sin cambios significativos. «Han proseguido las protestas y las trifulcas. Muchos de los sacerdotes de la diócesis no celebran la Eucaristía conforme a la liturgia aprobada por el Papa», asegura el subdirector del Instituto de Investigación Ecuménica de Bensheim (Alemania), Martin Bräuer.
De las cinco archieparquías metropolitanas siro-malabares, la de Ernakulam-Angamaly, la principal en número de sacerdotes y la que preside el obispo encargado de toda la Iglesia siro-malabar, es la que lidera la disputa litúrgica al no aceptar la reforma del rito, aprobado en 1999 y cuya implementación se impuso en el Sínodo de 2021. La solución acordada para aplacar los ánimos desunidos, con el disenso de doce de los 55 prelados, fue que el sacerdote comenzara la celebración de la Misa de cara a los fieles, se girase hacia el altar durante la consagración y realizase la bendición final después de la comunión de nuevo de cara a los fieles. Una vía intermedia entre los que preferían que el sacerdote mirase siempre de frente a los fieles y los que rechazan esta costumbre, que fue confirmada por el Papa. Con todo, la decisión suscitó «el rechazo de muchos sacerdotes y laicos, incluidos los propios obispos de la diócesis de Ernakulam-Angamaly que quieren ceñirse a la forma latinizada del rito, mientras que otras diócesis del norte son más tradicionalistas y prefieren celebrar de espaldas a los fieles», remacha el experto.
En los entresijos de esta contienda se conjugan al menos dos conceptos de identidad eclesiástica. De hecho, para Bräuer no es problema litúrgico, «sino eclesiológico». Para entender mejor el choque entre estas dos posturas hay que situarse en el siglo XVI, cuando los misioneros portugueses llegaron a la India acercando cada vez más las costumbres católicas orientales al rito romano. Los cristianos siro-malabares —cuyos orígenes la tradición remonta a la predicación del apóstol santo Tomás en la India— vivieron durante siglos «guiados por obispos latinos que celebraban oficios religiosos con muchos elementos latinos y eran atendidos por sacerdotes formados en seminarios latinos».
Lo que en un principio era ajeno se fue asumiendo poco a poco como propio, hasta que llegó la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. El Vaticano pidió entonces a las 35 diócesis de la Iglesia siro-malabar que eliminaran los elementos del rito latino y que regresaran a sus tradiciones originales, en este caso al rito caldeo puro, hoy presente sobre todo en Irak.
Fue en ese momento cuando se enrocaron las posiciones en una disputa de décadas que la reforma de 1999 intentó solucionar sin éxito. «Un ala considera que la reforma litúrgica ha conducido a un lamentable empobrecimiento del rito latino y de las Iglesias católicas orientales que lo imitan; la otra considera que merece la pena seguir adelante con las reformas. Ambas partes buscan una forma no occidental de vida litúrgica, ya sea mediante la inculturación en un contexto indio-hindú o mediante el recurso consciente a la herencia siriaca», asegura Bräuer.
Los abanderados del rito latino son minoría; apenas representan a unas 450.000 personas, es decir, al 10 % de los creyentes siro-malabares, pero dominan el arte de llamar la atención. En internet circulan vídeos de agresiones a obispos y enfrentamientos entre grupos de católicos. El año pasado los sacerdotes díscolos se dedicaron a quemar públicamente imágenes de cardenales y el enviado del Papa, el arzobispo grecocatólico eslovaco Cyril Vasil, exsecretario de la entonces Congregación para las Iglesias Orientales, fue recibido en agosto entre insultos y con una lluvia de huevos. En diciembre Francisco envió un videomensaje para sofocar la discordia, pero sirvió de poco. Algunos sacerdotes incluso lo calificaron como un fake realizado con inteligencia artificial.
Desde el 10 de enero de 2024, el arzobispo mayor siro-malabar Raphael Thattil, guía como puede esta Iglesia para tratar de buscar consensos transversales que superen los muros ideológicos. Sin embargo, la armonía está todavía lejos. La basílica de Santa María de la diócesis de Ernakulam-Angamaly, situada en Kerala, permaneció cerrada en Nochebuena para evitar altercados por celebrar la Misa en un rito que pudiera echar más fuego a la polémica. En su primera carta pastoral leída en todas las iglesias el pasado 10 de marzo, Thattil pidió «curar la herida causada al cuerpo de la Iglesia por la desunión».
Año 52: La tradición remonta los orígenes a la predicación del apóstol Tomás en la India.
1599: Unión con Roma tras el Sínodo de Diamper.
1600: Comienza proceso de latinización de su liturgia y ritos por influencia de misioneros portugueses.
1957: El Papa Pío XII aprobó el ritual siro-malabar.
1998: Juan Pablo II dio a los obispos siro-malabares autoridad para resolver conflictos litúrgicos.
2021: El Sínodo de la Iglesia siro-malabar impone la implementación de la nueva liturgia, aprobada en 1999.