Una bicicleta para curar a los niños que más lo necesitan
Los ciclistas de Athletica Vaticana se la han regalado al Papa y será subastada para el ambulatorio Santa Marta
Mientras en Portugal se celebraba la JMJ, en Glasgow se pedaleaba. El equipo ciclista de la Athletica Vaticana participaba por segunda vez en un mundial de ciclismo profesional tras su actuación en el mundial de Australia de 2022.
A Glasgow han acudido tres atletas: Rino Alberto Bellapadrona y Marcus Bergmann, que participaron en la prueba Gran Fondo; y Rien Schuurhuis, que compitió en la prueba principal. Rino Alberto Bellapadrona y Marcus Bergmann tuvieron la oportunidad de compartir carrera con Masomah Ali Zada, una ciclista afgana del equipo de refugiados formado por la Unión Ciclista Internacional con deportistas de Afganistán, Siria e Irán.
Los atletas que compiten en los distintos equipos que componen Athletica Vaticana siempre unen a la competición un gesto caritativo. Son una suerte de nuncios deportivos del Papa y allá donde van llevan el mensaje de fraternidad universal que quiere transmitir Francisco. En esta ocasión en Glasgow visitaron el centro Ozanam, de San Vicente de Paúl, que desde 1973 ayuda a las personas más vulnerables, para llevar la caricia del Pontífice.
Este miércoles, los deportistas pudieron explicar en persona al Papa cómo había sido esta experiencia en Glasgow y le hicieron además dos regalos. Le entregaron un icono que le mandaban los usuarios del centro Ozanam y también le obsequiaron con la bicicleta que ha usado Schuurhuis. La bicicleta se va a subastar en beneficio del ambulatorio Santa Marta, un centro médico infantil del Vaticano al que acuden unas 500 familias pobres con hijos pequeños.
La bicicleta que los deportistas han entregado al Papa está fabricada por Pinarello, una de las casas más prestigiosas en cuanto a bicicletas de competición. Los precios de estas bicicletas superan los 14.000 euros.