Un Warhol católico
El Brooklyn Museum de Nueva York acoge Revelation, una muestra que desvela la inesperada devoción católica de Andy Warhol, una de las figuras más relevantes de la cultura visual y pop del siglo XX
Con el título de Revelation se reúnen en el Brooklyn Museum de Nueva York, hasta el 19 de junio, más de un centenar de piezas que exploran la mirada más íntima de la obra de Andy Warhol, motivada por la espiritualidad religiosa que le acompañó durante toda su carrera. El estadounidense, una de las figuras más relevantes de la cultura visual del siglo XX, se esforzó en mantener su fe católica a lo largo de su vida, ayudándose de su propio trabajo como artista. Utilizaba, en ocasiones, elementos iconográficos clásicos de la historia del arte cristiano, en especial la simbología bizantina, ya que sus padres (inmigrantes en Pittsburgh y procedentes de Eslovaquia) le educaron en esta tradición católica del este europeo. Cuando era pequeño, acompañaba a su madre a los servicios parroquiales cada semana en una iglesia de rito católico bizantino. En su área residencial había una comunidad inmigrante que estaba muy unida a través de dicha iglesia.
Este ambiente de inmigrantes unidos y amparados bajo el techo de una parroquia impactó mucho en la infancia de Warhol. Sus biógrafos cuentan que continuó asistiendo a Misa en Nueva York, concretamente en la iglesia de San Vicente Ferrer, en el Upper East Side de Manhattan. Se sentaba en la última fila y no comulgaba. Un día, el sacerdote se acercó a preguntarle si se quedaba el último para no ser reconocido, pero, sorprendentemente, Warhol le respondió que le daba vergüenza que le viesen (en un contexto católico romano) santiguarse como le habían enseñado al estilo ortodoxo (de derecha a izquierda). Él era una persona muy reservada en cuanto a sus creencias y devociones; lo poco que se sabe fue desvelado por su hermano. Nos han llegado anécdotas entrañables como que, por ejemplo, aun en su etapa de máxima fama, después de grandes fiestas y eventos en la Gran Manzana, volvía al silencio de la casa que compartió con su madre durante dos décadas, donde rezaban juntos cada mañana antes de ir al estudio a trabajar. También se cuenta que le pagó los estudios a su sobrino en el seminario y que fue responsable de, al menos, una conversión.
Es bastante chocante descubrir esta faceta de un artista que se caracteriza por ser el representante de la sociedad de consumo, de la superficialidad, del materialismo, de lo más mundano de su época. Muy a menudo se ha calificado a Andy Warhol como un genio del marketing más que como un artista. En una época en la que se favorecía el expresionismo abstracto, Warhol adoptó un lenguaje visual accesible. Obtuvo fama y notoriedad por elevar las imágenes de los medios de comunicación a las artes visuales, utilizando enfoques vanguardistas para examinar temáticas del poder, del deseo y de la fragilidad de la vida. Sin embargo, la exposición Revelation estudia obras que tratan asuntos diferentes, como la representación de la mujer, los motivos y modelos renacentistas, la iconografía católica, las tradiciones y creencias familiares, las imágenes de Cristo… Sus cruces monumentales, las reinterpretaciones de obras occidentales y las representaciones de Jesús hacen referencia directa a historias bíblicas y a su devoción particular. Asimismo, la muestra descubre también su esfuerzo de persistencia en la fe católica a pesar de sus deseos procedentes de su homosexualidad.
Esta exposición cuenta con una amplia documentación sobre todos estos temas. Se acaba de descubrir una enciclopedia acerca de su icónica serie de La Última Cena, datos de su Bautismo, su encuentro con el Papa Juan Pablo II y sobre unos funerales a los que asistió en Nueva York y en Pittsburgh. Otro interesante descubrimiento ha sido el de una cinta de vídeo inacabado de 1967 titulado Amanecer / Atardecer, un encargo de la familia Menil que, por lo visto, fue financiado por la Iglesia para ser expuesto en el pabellón del Vaticano en una feria internacional que nunca tuvo lugar. También, la exposición consta de una tardía Última Cena en rosa (1986) y dibujos hechos por su madre cuando vivían juntos en Nueva York.
Personalmente, esta exposición me hace replantearme sus posibles intenciones a la hora de crear este tipo de arte pop del consumo y de lo superficial. Quizá su postura fue más reivindicativa que comercial.