Un verano en Kinshasa: «Dedicamos nuestro tiempo a acompañar a los niños de algún orfanato»
Enrique Barrio, presidente de la Fundación Amigos de Monkole, lleva diez años acudiendo en verano a la R. D. del Congo para hacer voluntariado junto a un grupo de jóvenes españoles
Llegó a Kinshasa el pasado 4 de agosto y permanecerá allí hasta el día 24 de este mismo mes, pero no es la primera vez que Enrique Barrio dedica parte de su verano a los más vulnerables. «Llevo viniendo 10 años seguidos, aunque el año pasado hubo que suspender el viaje por culpa de la pandemia», explica quien es el presidente de la Fundación Amigos de Monkole, una organización que trata de buscar fondos para ayudar al Hospital Monkole, situado en la R. D. del Congo, a sufragar los gastos para la atención de personas con escasos recursos.
Barrio ha acudido al país africano acompañado de nueve jóvenes españoles. «Los que están estudiando alguna carrera vinculada a la medicina, pasan mucho tiempo en el hospital para aprender, para ver cómo se hacen las cosas aquí y para echar una mano en lo que haga falta». El resto, «dedicamos nuestro tiempo a acompañar a los niños de algún orfanato o a visitar a las personas a las que hemos podido ayudar a lo largo del año», detalla.
Una Misa de tres horas
Durante este labor, el grupo ha tenido que vivir momentos muy duros. «Uno de los días que estábamos en el orfanato llegó una niña que había sido medio apuñalada por su padre. Tenía marcas del cuchillo por todo el cuerpo, aunque no eran muy profundas», relata el presidente. También recuerda otra jornada en la que «alguien abandonó a un recién nacido» a las puertas del orfanato. «Al pobre se le veía malnutrido».
De todas formas, no todo ha tenido esta cariz trágico. Los voluntarios también han podido vivir experiencias únicas. «Hace poco visitamos un pueblo de 120 habitantes. Los chicos estaban impresionados. Además, nos quedamos allí a Misa y lo que vivimos fue especial. Duró tres horas y media, porque junto con la Eucaristía hubo varios bautizos y comuniones. Nadie se quejó de la duración, estaban todos felices».
Calendario solidario
Todas estas experiencias, «por un lado te ayudan a agradecer mucho tu propia vida» y «también, en mi caso, me hace querer implicarme aún más en el proyecto», confiesa Enrique Barrio, quien piensa que «ayudamos muy poco, pero muchos pocos pueden hacer mucho».
En este sentido, el voluntariado en Kinshasa está sirviendo al equipo para elaborar las fotografías con las que, «una vez en Madrid, elaboraremos un calendario solidario», explica. «Lo vendemos al precio de 5 euros para poder seguir financiando más tratamientos a personas que lo necesitan», detalla el presidente.
Con lo recaudado, la Fundación ha podido financiar en el último año, por ejemplo, la atención de 134 madres durante todo el proceso de su embarazo, los cuidados de 49 bebés ingresados en Neonatología o cuidados intensivos pediátricos o sufragar 59 operaciones de cirugía infantil y ortopédica.