Un cura que sufrió la violencia islamista vuelve a Irak como obispo: «La Virgen me ayudará» - Alfa y Omega

Un cura que sufrió la violencia islamista vuelve a Irak como obispo: «La Virgen me ayudará»

El nuevo obispo auxiliar de Baghdad, monseñor Basel Yaldo, ha dejado atrás la tranquilidad de una parroquia de inmigrantes caldeos en Estados Unidos. Vuelve a Irak, su país natal, donde fue secuestrado y apaleado en 2006 y de donde sus superiores le sacaron por las continuas amenazas de muerte que recibía. «La Virgen María fue quien me ayudó cuando estaba secuestrado, y estoy seguro de que me ayudará en Iraq», asegura

María Martínez López

Desde 2003, cuando Estados Unidos invadió Irak, más de la mitad de los fieles caldeos ha abandonado el país. También muchos sacerdotes. Entre ellos, estaba Basel Yaldo, que sufrió en primera persona la violencia de los islamistas y fue trasladado fuera del país por su propia seguridad. Ahora, ha vuelto a hacer las maletas: deja atrás una parroquia caldea de Detroit, para volver al polvorín de Irak como obispo.

Monseñor Yaldo sólo llevaba un año ejerciendo su ministerio en 2003. Había estudiado en la Universidad Urbaniana, de Roma, y tenía un doctorado en Teología. Enseñaba en el seminario de Dora, una zona de Baghdad con mucha presencia cristiana, y también una de las que más violencia ha sufrido desde la caída de Saddam Hussein.

En septiembre de 2006, poco después del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona que desató una oleada de protestas islamistas, el entonces padre Yaldo fue secuestrado. Permaneció en manos de sus captores tres días, durante los cuales recibió varias palizas.

Su objetivo: «Dar esperanza a la gente»

Esta experiencia «me acercó a Dios y fortaleció mi fe. También me impulsó a ser más serio e implicarme más», ha declarado al periódico Detroit Free Press. Después de ser liberado, siguió recibiendo continuas amenazas de muerte. En 2007, para protegerlo, sus superiores lo destinaron a Estados Unidos, al estado de Michigan. Allí, al norte de la ciudad de Detroit, ha estado sirviendo a una amplia comunidad de inmigrantes iraquíes.

Hace unos días, el padre Yaldo volvió al país que había abandonado ocho años antes. Lo hacía, a sus 44 años, como obispo auxiliar electo de Baghdad. Fue ordenado el 7 de febrero, durante el Sínodo de la Iglesia caldea, junto a Emanuel Shaleta, que hasta ahora también desarrollaba su ministerio en la zona de Michigan, y que a partir de ahora será obispo auxiliar de Toronto (Canadá).

En su nuevo ministerio, monseñor Yaldo colaborará estrechamente con el Patriarca caldeo, Louis Raphael I Sako, en el gobierno de la diócesis, y le sustituirá cuando esté ausente. También se hará cargo de coordinar la comunicación con los iraquíes en la diáspora. Pero, sobre todo, espera «dar esperanza a la gente y mantener viva su fe». También quiere ayudar a «convencer al Gobierno iraquí para que proteja a los cristianos».

A su regreso, monseñor Yaldo ha encontrado el país en una situación incluso peor que cuando lo dejó. Prueba de ello es su ciudad natal, Tel Keppe, una ciudad cristiana de 40.000 habitantes, cercana a Mosul. En agosto pasado, fue arrasada por el autodenominado Estado Islámico. Dejar atrás la seguridad de Detroit para aterrizar en una situación así no es fácil. Pero monseñor Yaldo sabe que no va a estar solo: «La Virgen María fue quien me ayudó cuando estaba secuestrado, y estoy seguro de que me ayudará en Irak».