Desde Los diez mandamientos hasta La Pasión de Cristo, de Mel Gibson: el sacerdote José María Pérez Chaves ha recogido en 100 películas cristianas (Homolegens) la evolución del cine de inspiración cristiana de los tiempos del cine mudo a nuestros días.
En una cuidada edición de 600 páginas con ilustraciones, el autor del blog Patercinefilo afirma que «hay películas explícitamente cristianas y otras que tratan los valores fundamentales de nuestra fe de forma implícita». Entre las primeras menciona la pionera Vida y Pasión de Jesucristo, de 1907, o Los diez mandamientos en su versión muda de 1923. Ya en los años 30, Gólgota indagó en el aspecto político de la condena del Señor, y en los 60 Pier Paolo Pasolini rodó El Evangelio según san Mateo, «una de las mejores películas que se ha hecho sobre la vida del Señor», según Pérez Chaves.
Entre estas películas explícitamente cristianas, el autor del libro destaca una «muy poco conocida y que merece mucho que la gente vea: El hombre que no quería ser santo, sobre la vida de san José de Cupertino, un tesoro que conmueve y que hay que ver sí o sí».
Pero hay muchas otras cintas que sin mencionar explícitamente el hecho cristiano, «tienen valores equiparables a los de nuestra fe». Entre ellas, Pérez Chaves cita la película china Ni uno menos, «que no tiene nada que ver con la religión pero en realidad es una narración visual de la parábola del buen pastor»; o también Dersu uzala, «un tratado sobre la amistad», y Una historia verdadera, «que muestra hasta dónde llega el deseo de reconciliación entre dos hermanos».
Pérez Chaves, que pertenece al Arzobispado Castrense, destaca en su libro cómo la época de oro del cine cristiano de los años 50 —con películas como Forja de hombres, Las llaves del reino, María Estuardo o la española Bala rasa— ha dado paso a un cine más minoritario que pervive «en las películas evangélicas que subrayan la dimensión más emocional de la fe», y en un cine católico «muy restringido» que la mayoría de las veces toma el formato de película documental, con excepciones como el cine de Terrence Malik. Hoy la cultura refleja la época descreída en la que vivimos, y aunque en el cine no faltan las alusiones al cristianismo en forma de mofa, «el ser humano siempre está en busca de Dios de un modo u otro, y es imposible que esa inquietud no aparezca más tarde o más temprano en la pantalla».