«Un sacerdocio aislado del pueblo de Dios no es católico»
El Papa pide a los sacerdotes que se alejen de los chismorreos, costumbre de «curas solterones», en un encuentro con la comunidad de San Luis de los Franceses
El Papa Francisco ha recibido este lunes a los sacerdotes de la comunidad de San Luis de los Franceses, un encuentro en el que les ha pedido que sean pastores «capaces de vivir, de reír y de llorar con vuestra gente, en una palabra, de comunicarse con ella». En este sentido, los ha animado a poner en el centro de sus preocupaciones cotidianas a Dios y a las personas.
«Para poner al pueblo santo y fiel de Dios en el centro hay que ser pastor. ‘No, yo quisiera ser solamente un intelectual, no un pastor’. Pues pide la reducción al estado laical, te sentará mejor, y sé un intelectual. Pero si eres sacerdotes, sé un pastor. Serás un pastor, en muchas formas, pero siempre en medio del pueblo de Dios», ha afirmado durante su intervención.
Sobre esta misma cuestión, ha insistido en que no se puede pensar y reflexionar sobre el sacerdocio fuera del pueblo de Dios porque «eso no es un sacerdocio católico, no; ni siquiera cristiano».
Del mismo modo, los ha advertido ante la tentación «de crear pequeños grupos cerrados, de aislarse, de criticar y hablar mal de los demás, de creerse superiores, más inteligentes». «El chismorreo es una costumbre de los grupos cerrados, también una costumbre de los curas que se vuelven solterones: van, hablan, chismorrean. Esto no ayuda. Hay que dejar esta costumbre y mirar y pensar en la misericordia de Dios», ha añadido.
Finalmente, ha invitado a los sacerdotes de esta comunidad a «tener grandes horizontes y a soñar con una Iglesia al servicio» y con «un mundo más fraterno y solidario». «Tenéis una contribución que ofrecer. No tengáis miedo de atreveros, de arriesgaros, de seguir adelante, porque todo lo podéis hacer con Cristo. Con Él podréis ser apóstoles de la alegría, cultivando en vosotros la gratitud de estar al servicio de vuestros hermanos y de la Iglesia», ha subrayado. En concreto, los ha animado a tener sentido del humor, pues «es una de las características de la santidad.
Al hilo del año que se dedica a san José, ha animado a fijarse en el esposo de la Virgen y en su fragilidad. «No debemos dejar de lado la fragilidad: es un lugar teológico. Los curas superhombres acaban mal, todos ellos. El sacerdote frágil, que conoce sus debilidades y habla de ellas con el Señor, ese irá bien», ha destacado
Homenaje a su traductor de francés
El Papa ha concluido su intervención con un pequeño homenaje al sacerdote francés Jean Landousies, que ha sido durante un largo periodo de tiempo traductor de francés del Pontífice y que se vuelve a Francia para ejercer su ministerio en Marsella.
«He encontrado en él el testimonio de un sacerdote feliz, de un sacerdote coherente, un sacerdote que ha sido capaz de convivir con mártires ya beatificados y también de convivir con una enfermedad de la que no se sabía qué era con la misma paz, con el mismo testimonio. Su forma de ser me ha hecho bien», ha dicho Francisco.