Un Papa sencillo, humilde, simpático y santo
Benedicto XVI inaugurará su pontificado este domingo. Su primer viaje: Colonia 2005
Este domingo por la mañana, el recién elegido Papa, Benedicto XVI, presidirá la solemne Misa de inauguración de su pontificado, en la Plaza de San Pedro, ante Jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, así como ante representantes de la Iglesia católica y de otras confesiones.
Su homilía es esperada por los mil cien millones de católicos del mundo, pues marcará, como había sucedido con el pontificado de Juan Pablo II, las líneas de fondo de su pontificado.
Nada más anunciarse su nombramiento, el obispo español monseñor Cipriano Calderón Polo, Vicepresidente emérito de la Comisión Pontificia para América Latina, y vecino del nuevo Papa en su residencia de Roma, revelaba: «Comentábamos con una de las religiosas alemanas que le atienden que tendrá que llevarse su biblioteca, porque él, sin su biblioteca, no va a ninguna parte».
Oh Dios, que en el proyecto de tu sabiduría has edificado a tu Iglesia sobre la roca de Pedro, cabeza del Colegio apostólico, protege y sostén a nuestro Papa Benedicto XVI: Tú, que lo has elegido como sucesor de Pedro, haz que sea para tu pueblo principio y fundamento visible de la unidad en la fe y de la comunión en la caridad. Por Cristo Nuestro Señor. Amén
Ante quien le pide adelantar cuáles serán sus argumentos, el prelado, que fue director de la edición en español de L’Osservatore Romano, añade: «Con él, Jesucristo será el centro de la Iglesia, y el lugar de Cristo no lo ocupará ni el Papa ni nadie. Será un Papa sencillo, humilde, simpático y santo, porque es un ser humano realmente excepcional».
Al cierre de esta edición, no se sabía todavía cuándo tendría lugar el encuentro con el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, oportunidad que permitirá al nuevo obispo de Roma afrontar los argumentos de la actualidad internacional.
La primera noche como Papa, el cardenal Joseph Ratzinger la pasó en la misma residencia en la que se alojaron los cardenales durante el Cónclave, la Casa de Santa Marta, después de haber cenado con ellos en una noche serena e inolvidable para todos.
La Iglesia que peregrina en Madrid da gracias a Dios por el providencial acontecimiento de gracia que nos ha regalado la tarde del martes 19 de abril con la elección de Su Santidad Benedicto XVI como nuevo sucesor de Pedro. Al mismo tiempo que expresa su gran gozo por este don, eleva su oración pidiendo al Señor por la fecundidad de su pontificado para bien de toda la Iglesia y el anuncio del Evangelio al mundo. Acogemos filialmente las palabras del obispo de Roma, que es principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión del pueblo de Dios: el Señor nos ayudará. María, su Santísima Madre, está de nuestra parte.
El miércoles por la mañana, el nuevo Papa presidió la concelebración eucarística con los cardenales en la Capilla Sixtina; una celebración caracterizada, sobre todo, por su carácter íntimo. El nuevo Papa quiso conceder su primer regalo, precisamente, a quienes con su sangre –como indica el color rojo de sus vestimentas– se comprometen a entregar su vida por Cristo.
A partir de ese momento, su agenda ha quedado sustituida por la cascada de compromisos que asume el sucesor de Pedro. En estos momentos, en Roma ya se comienzan a barajar los temas que podría afrontar en su primera encíclica, documento que en general los Papas asumen como programático.
Benedicto XVI irá a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará a mediados de agosto en Colonia (Alemania), según ha revelado el arzobispo de esa ciudad, el cardenal Joachim Meisner. El purpurado reveló que, nada más ser elegido, el Papa habló con él en privado en la Capilla Sixtina, y le prometió que participará en el encuentro con los jóvenes, convocado por Juan Pablo II.