Un oasis en el viejo Madrid
La Plaza de la Paja, en pleno corazón del barrio de La Latina y lugar frecuentado por los jóvenes madrileños, a partir del 8 de septiembre ya no será lo mismo: una de sus puertas no conducirá a un bar en el que tomar unas cañas y charlar con los amigos, sino a otro lugar de encuentro, esta vez con el Amigo que nunca falla. La Capilla del Obispo se reabre al público, tras más de 30 años cerrada por restauración y serán las Hermanitas del Cordero las encargadas de atenderla. Con ellas se podrá acudir a rezar, a celebrar la Eucaristía, a encontrarse con el Señor, y siempre estarán allí para tender una mano amiga a todo aquel que lo necesita. Quien busca, encuentra
Ya no habrá que esperar a encontrarlas por casualidad cuando cruzas la calle, con su hábito azul grisáceo, su moderna toca y su joven sonrisa sempiterna. La comunidad de las Hermanitas del Cordero que, desde hace poco más de un año, recorre las calles del viejo Madrid, va a ser la congregación encargada de velar y atender la conocida como la joya de las joyas del gótico madrileño, la Capilla del Obispo, situada en pleno corazón del barrio de La Latina -Plaza de la Paja, 9-, que se abrirá de nuevo al público el 8 de septiembre, con una Adoración Eucarística a las 18,30 horas, y la celebración de la Eucaristía a las 19,30 horas. «Es genial por el lugar en el que está ubicada -reconoce una de las Hermanitas-. El día que la inauguramos fue, justamente, el día de San Juan Bautista, cuya misión es la misma que nos ha sido confiada: señalar al Cordero, recordar al mundo que a Él es a quien hay que seguir. En la Capilla, en un barrio frecuentado sobre todo por jóvenes, seremos los instrumentos para que las personas puedan acercarse a Jesús, a través de nuestro carisma: la vida comunitaria, la oración y la pobreza».
Compartir la oración
En línea con el nuevo desafío lanzado por el Santo Padre Benedicto XVI al crear un Dicasterio para la Nueva Evangelización, ya que, como él mismo señalaba al anunciarlo, «también el hombre del tercer milenio desea una vida auténtica y plena, tiene necesidad de verdad, de libertad profunda, de amor gratuito», las Hermanitas del Cordero saldrán al encuentro del otro, porque, como ellas mismas señalan, «no nos podemos quedar encerrados con el tesoro que tenemos». ¿Y cómo lo harán? Abriendo las puertas de la Capilla de par en par para compartir con ellas la oración, en la Santa Misa, en el rezo de la Liturgia de las Horas y en la Adoración al Santísimo Sacramento. Además, habrá momentos para meditar, con aquellos que se acerquen, la Palabra de Dios, y un día durante los fines de semana para vivir la fraternidad: «Tendremos la Eucaristía, comeremos juntos y compartiremos un tema que interese a los participantes», explica una de las Hermanitas. ¿Quién puede formar parte de estas actividades? Todos aquellos que quieran acercarse a compartir la vivencia de la fe o, sencillamente, encontrar a alguien con quien hablar.
Una luz para el barrio
Nada sucede por casualidad. Por eso, la Capilla del Obispo está en medio de uno de los lugares más concurridos de la movida madrileña cada fin de semana. La Latina es un laberinto de bares que se convierten en punto de encuentro de jóvenes que buscan algo que no hallan. Por eso, uno de los grandes ofrecimientos de esta Congregación, abierta a todos aquellos que quieran acompañarlas, serán las Vigilias de oración durante la noche: «Rezar en el corazón de un gran barrio es un gran consuelo, para poder así interceder con el Señor por todos los que están fuera», afirma una Hermanita. «Es una luz para el barrio -continúa-, porque el Señor está ahí, ofreciendo a los jóvenes un sentido más profundo para sus vidas. Si estos chicos supieran toda la felicidad que el Señor quiere para ellos…, nosotras intercederemos día y noche por todos aquellos que se dejan arrastrar por las voces vacías de la sociedad. La desesperación es una búsqueda del tesoro. Todos quieren salir a la vida, pero la hemos tapado con tantas cosas que ofrece el mundo de hoy, que no somos capaces de ver lo esencial. Pero que esté tapado no significa que no esté ahí».
Ellas, las Hermanitas del Cordero, ayudarán, desde el corazón de la Capilla, a destapar esa vida. Uno solamente se debe armar de valor, levantarse de la silla, caminar hasta su puerta y llamar. Lo demás, se dará por añadidura.