Hace ya ocho años, al regreso de su viaje a Brasil, preguntaron al Papa Francisco qué es lo que llevaba dentro de su misteriosa cartera negra. El Pontífice respondió con rapidez que «lo normal»: la maquinilla de afeitar, el breviario, la agenda, un libro para leer… Cuando ponga rumbo a Irak, lo primero que meterá en la maleta es este libro de oraciones litúrgicas escrito en arameo. Una pieza única del siglo XIV-XV que se custodiaba en la iglesia de Santa María Inmaculada de la ciudad de Qaraqosh, antes de que fuera destruida y saqueada por el Daesh. Acaban de entregárselo en Roma, completamente restaurado, para que lo devuelva a sus propietarios cuando viaje al país el próximo 5 de marzo. Por suerte, los libros y los edificios pueden reconstruirse; las personas, no tanto.
En el verano de 2014, el Daesh invadió Qaraqosh destruyendo casas, lugares de culto, la biblioteca y otros puntos de referencia de la ciudad. La iglesia más grande de Qaraqosh (y de todo Irak) fue objeto de especial saña por parte de los extremistas islámicos. Incendiaron el templo, lo desvalijaron y destrozaron todos los símbolos cristianos de su interior. Este libro fue recuperado en un estado lamentable. Se había conseguido salvar del fuego, aunque los extremos de las páginas estaban abrasados y la humedad había deteriorado los pigmentos de las miniaturas y la tinta de la escritura. Allí donde se queman los libros se acaba por quemar a los hombres, escribía el poeta alemán Heinrich Heine. Gracias a un grupo de voluntarios, este incunable se ha podido restaurar en Italia, aunque fueron necesarios diez largos meses de trabajo, página por página. En la fotografía vemos el resultado. Quizás sea verdad que, cuantas más cicatrices muestren los libros, más vida tienen a sus espaldas.
Mirar de cerca este manuscrito dañado te lleva a pensar por qué tanta saña por destruir todo aquello que conforma la civilización, robustece la memoria y cohesiona las raíces. Una vez más, Irak cierra el círculo siniestro de devastación y fuego. Un libro de oraciones es considerado poco más que un arma destructiva digna de eliminar.
La guerra, el odio y el extremismo se han llevado por delante centenares de miles de vidas en Oriente Medio. También han pulverizado un patrimonio histórico milenario de incalculable valor. Montañas de escombros, víctimas de la sinrazón y la brutalidad. Aún hoy no hay fiesta cristiana que no se convierta en objetivo de ataques violentos. Se nos olvida con demasiada frecuencia que el cristianismo nació en Oriente y que es mucho lo que debemos a todos los que pagan un altísimo precio por mantenerse fieles a su fe. Su heroísmo sigue siendo silenciado y este libro que llevará el Papa bajo el brazo hasta Irak contribuirá a que sus historias no caigan nunca en el olvido. Pero, sobre todo, los ayudará a recuperar la esperanza.
Los cristianos que han ido regresando a sus ciudades de origen comprobarán que sobre sus grietas se puede construir un nuevo capítulo de tolerancia y convivencia pacífica. Será también un homenaje para aquellos que escribieron en arameo las oraciones de este libro. No solo lo hicieron para recoger la tradición de las primeras comunidades cristianas, sino también para perpetuarla.