Un hospital inglés podrá retirar el soporte vital a una niña sin permiso de su madre - Alfa y Omega

Un hospital inglés podrá retirar el soporte vital a una niña sin permiso de su madre

Pippa Knight, de 5 años, está en estado vegetativo por una enfermedad cerebral degenerativa. Su madre pide llevársela a casa para que muera de forma natural

María Martínez López

La decisión de la Corte de Apelación del Reino Unido de permitir a un hospital retirar el soporte vital a una niña de 5 años con daño cerebral «no reconoce la dignidad humana inherente con la que nació». Así lo ha afirmado John Sherrington, responsable de cuestiones relacionadas con la defensa de la vida del Departamento de Responsabilidad Cristiana y Ciudadanía de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales.

Pippa Knight está en estado vegetativo a causa de una encefalopatía necrotizante aguda, una enfermedad degenerativa que se le diagnosticó cuando tenía 20 meses. Los médicos que la tratan en el Hospital Infantil Evelina, de Londres, llevaron a los tribunales una petición para retirarle la ventilación asistida en contra del criterio de su madre, Paula Parfitt.

Morir en casa

En enero, el Tribunal Supremo les dio permiso para ello. Pero Parfitt presentó un recurso pidiendo que se le permitiera llevársela a casa con un sistema de ventilación portátil que ya han usado en otras ocasiones. Consciente de que su hija probablemente solo sobreviva unos meses más, esta madre soltera se opone a que se ponga fin a su vida artificialmente. Pide, en cambio, que se le permita ir a casa y permanecer allí hasta que el mismo progreso de la enfermedad le cause la muerte.

En su valoración, Sherrington subraya que «la falta de conciencia no disminuye el valor de la persona». La decisión de «acabar intencionadamente» con un paciente «críticamente enfermo» basada en un «juicio sobre su calidad de vida nunca» busca su «interés superior». El obispo responde así al argumento de la Corte de Apelaciones, que afirmó que trasladar a Pippa a casa no era lo mejor para ella.

No sería eutanasia

Por otro lado, en cambio, el obispo asegura que «la decisión sobre si continuar un tratamiento debe producirse de acuerdo con los beneficios y las cargas» que plantean las distintas opciones terapéuticas. Sus palabras parecen apuntar a que retirar la ventilación asistida a la niña no sería, de por sí, una práctica eutanásica. Esta medida se considera un tratamiento y, como tal, es lícito que un paciente renuncie a él en cualquier momento. En este sentido, es distinta a la hidratación y la nutrición artificiales. Estas se consideran un cuidado básico que «debemos asegurar sin cesiones mientras todavía hay vida».

En el caso de Pippa, el problema bioético es que esta decisión de cesar un tratamiento no respeta la autonomía del paciente, que en este caso se manifiesta a través de las decisiones de su madre. En cambio, viene impuesta por el centro médico. Ocurrió lo mismo en otros casos similares en el país, como los de Charlie Gard o Alfie Evans.