Un grafiti sobre Dios - Alfa y Omega

Cabezón de la Sal es una villa cántabra cuyo número de habitantes –algo más de 8.000– permite que todo se sepa y se comente. Máxime si se trata de una pintada –con muy buena letra– en el centro del pueblo, donde se celebra el mercado semanal y donde, por si fuera poco, está la parroquia católica. Es imposible entrar o salir del templo sin ver la pintada… y sin leerla.

La pintada es un texto, una pregunta. Y menuda pregunta: «¿Qué dice Dios sobre dejar morir a decenas de miles de migrantes en el mar?». No se tiene ni idea de quién la hizo. Tampoco se sabe quién, al poco de aparecer la preguntita, medio borró la palabra Dios, lo que hace que la cuestión parezca que se dirige más directamente a cualquiera, creyente o no. Lo que sí se sabe es que ahí está esa interpelación desde hace dos años. Y no por dejadez de los servicios municipales de limpieza, sino porque se ha querido dejar esa pregunta, y dejarla ahí. Y, ante ella, actuó un colectivo de activistas cristianos: Efecto Lázaro.

Pintada frente la iglesia de Cabezón de la Sal (Cantabria). Foto: Efecto Lázaro.

Efecto Lázaro combina el arte y el activismo a favor de determinadas causas sociales, con acciones que inviten a enfocar los retos que vivimos desde los valores evangélicos. Se trata de una apuesta pastoral por ser «luz del mundo» (Mt 5, 14) aportando la visión evangélica sin dejar de ser parte de la sociedad. Trabajan juntos cristianos católicos y protestantes. Bucean en la Palabra y en reflexiones cristianas, buscando los puntos clave que comparten como creyentes y la forma artística de mostrarlos. Y ahí se suman personas que no necesariamente comparten un enfoque confesional.

Como cuenta Ana Ruiz, protestante y componente de Efecto Lázaro, «la pintada nos pareció fascinante. Interpela sobre una de las crisis humanas más dramáticas que vivimos en la actualidad. No vimos la pintada como un ataque a los creyentes, sino como el inicio de una conversación». Y se pusieron manos a la obra. En este caso, sabían que la respuesta a la pregunta era clarísima y abundante en la Biblia, «pero es posible que el poco hábito de leer la Palabra haga que la desconozcan tanto creyentes como personas con otras formas de pensamiento», explica. Como sabían que el problema es complejo, pensaron en un vídeo que nada más –y nada menos– fuera solo Palabra con mayúscula, Palabra de Dios en la larga tradición profética y en el mensaje evangélico del Nuevo Testamento. Palabra para los creyentes, Palabra que se abre a todo hombre o mujer que se pregunte dónde está Dios en medio de tanta muerte de quienes solo buscan una vida digna o, en no pocas ocasiones, simplemente vivir.

Ana y Efecto Lázaro son muy claros: «La Palabra de Dios habla con extraordinaria claridad sobre la hospitalidad debida a quienes vienen de fuera de nuestras fronteras. Y la Palabra también es la manera de vencer el miedo, el mismo que, por cierto, experimentó el pueblo de la Biblia a lo largo de su historia, y más tarde las comunidades cristianas. Nos preocupa por ejemplo lo fácil que está calando la idea de que la sociedad que acoge es de primera categoría frente a la población de origen extranjero. Sorprende lo contundente que es la Biblia en promulgar la igualdad de derechos para el nativo y el extranjero. Como expresó el Papa ante el Consejo Mundial de las Iglesias, «buscamos una generosa apertura, en vez de miedo, para crear nuevas síntesis culturales capaces de integrar a los diferentes, y que hagan de esa integración un nuevo factor de desarrollo».

Pues eso, si pasa usted por Cabezón de la Sal y es creyente, bien estará que haga una visita al Santísimo en la parroquia. Creyente o no, no olvide pararse fuera del templo, en el templo de la vida, ante una pregunta sobre tantos y tantas santísimos por su inalienable dignidad humana que no llegan a llamar a nuestra puerta porque se mueren ante ella.