Un corto de animación contra la violencia hacia las mujeres
El creativo italiano Hermes Mangialardo representa con ilustraciones animadas las intenciones de oración del Papa para el mes de febrero contra los diferentes malos tratos que sufren las mujeres
Insultos, humillaciones, empujones, patadas, palizas, violaciones… El mapa de la violencia contra las mujeres se expresa de formas múltiples. Algunas van posando cicatrices en la piel de quien las sufre. Otras son invisibles. La OMS pone cifras a esas heridas y estima que una de cada tres mujeres (el 35 %) en el mundo ha sufrido violencia machista, física o sexual. Al Papa le escuece esta lacra, por lo que dedicó sus intenciones de oración de este mes a todas las que han engrosado esa lista dramática alguna vez en su vida. «Es impresionante el número de mujeres golpeadas, ofendidas, violadas», dice. «Las distintas formas de malos tratos que sufren muchas mujeres son una cobardía y una degradación para toda la humanidad. Para los hombres y para toda la humanidad», señala.
El Vaticano es consciente de la importancia de que el mensaje de Francisco tenga un altavoz adecuado. Por eso ha contado con el artista italiano Hermes Mangialardo, que creó a partir de las palabras del Papa un potente cortometraje de animación en el que los abusos son un callejón oscuro del que una mujer consigue salir agarrándose con todas sus fuerzas a una mano amiga. La productora de El Vídeo del Papa, la agencia de Barcelona La Machi —que cuenta con el apoyo de la Compañía de Jesús, IndigoMusic, GettyImagesLatam, Doppler Email Marketing y la colaboración de Vatican Media—, le contactó para el cometido. «Buscaban un lenguaje fresco y juvenil para concienciar a todo el mundo. Algo que fuera distinto a la comunicación clásica institucional, y mi estilo les encajaba perfectamente», señala Mangialardo, que trabajó contrarreloj durante dos meses para respetar los tiempos de entrega. Folio a folio, escena a escena, fue esbozando a aquella mujer con coleta, subida a unos tacones, que encarna el coraje; pero también las manos que la rodean: las que la oprimen y las que la ayudan a levantarse.
Optar por los dibujos de animación para un mensaje tan contundente no es casual. «Querían evitar la reproducción de escenas de violencias grabadas con actores. Además, la pandemia habría comprometido cualquier tipo de grabación». De hecho, en el vídeo no hay ni una sola escena de violencia real. «Son escenas muy oníricas, casi como un sueño», describe el artista, que ya había trabajado otros temas sociales como la inmigración en sus cortos.
A su juicio la forma de contar es fundamental: «Es más efectivo trabajar en la emoción que provoca ver algo que en mostrarlo de forma evidente». Por ejemplo, continúa, «en los anuncios de seguridad vial, si siempre se usa el recurso de los accidentes de tráfico, acaban siendo imágenes muy repetitivas y se corre el riesgo que la gente se acostumbre a verlas y al final no les causen ningún efecto». Y para apuntalar esta idea agrega: «Muchas veces con un cambio narrativo se consigue lo que queremos. Que la historia penetre como un gancho en el estómago para que así suscite una reacción, un interés mayor. Espero haberlo logrado».