La BAC ha publicado Corazón indiviso. Misión y virginidad en Carmen Hernández, firmado por Josefina Ramón Berná que viene a compilar buena parte de lo que dijo la coiniciadora del Camino Neocatecumenal sobre la virginidad, empeñada como estuvo en desmontar los prejuicios modernos en torno a ella. Si algo predicó Carmen es que la verdadera virginidad, bien entendida y vivida en plenitud, no es sino la expresión de un corazón radicalmente entregado a Cristo, donado sin resistencia tras haber conocido un amor tan puro, tan real, que no le queda más remedio que tumbar las defensas y rendirse. Esto, y no otra cosa, es la virginidad: don de Dios y signo escatológico. Don de Dios, primero, porque se recibe por pura gracia, no por más empeño que se ponga; y signo escatológico porque, entre otras cosas, la virginidad habla de un amor que ya tiene cierto regusto a vida eterna, que anticipa en la tierra lo que viviremos en el cielo, libres del yugo de la carne y plenamente realizados en Cristo.
La presencia de Carmen Hernández en el libro es absoluta. De ahí que podamos decir, sin mucho miedo a exagerar, que más se nos antoja libro escrito a cuatro manos entre ella y Josefina Ramón que otra cosa: aquella habla, con fuerza y sin tapujos, a través de sus textos; mientras que esta viene a cohesionar, con muy discreto pulso, aquello que Carmen lanzó desde el ambón aquí y allí durante muchos años. Gracias a ello, el libro nos fija un viaje por el pensamiento de esta formidable mujer a lo largo de varias décadas para comprobar que el tema de la virginidad la preocupó bastante; desde la revelación del combate con que arrancan los capítulos iniciales y la hermosa paradoja con que ilustró que la virginidad podía ser fecunda, hasta la indagación que hizo de la esencia y verdadera identidad femenina a través de un buen elenco de mujeres bíblicas.
Esta publicación adquiere, sobre todo lo dicho, una relevancia particular en el contexto actual: es en la virginidad donde está la principal fuerza evangelizadora de la Iglesia y es en ella donde se define el verdadero papel —esencial— de la mujer en la historia de la salvación. En fin, que si algo quiere ser Corazón indiviso es, ante todo, una invitación a redescubrir, de la mano de Carmen Hernández, la belleza de una entrega total a Dios y la fecundidad de un corazón que late única y exclusivamente por Él.