Un compromiso renovado frente a la COVID-19 - Alfa y Omega

Un compromiso renovado frente a la COVID-19

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«Es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda. Esto requiere un múltiple compromiso a nivel personal, político y de la comunidad internacional en su conjunto». Así lo aseguró el Papa el pasado lunes, 10 de enero, en su tradicional discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

Tras lamentar que el coronavirus «sigue creando aislamiento social y cosechando víctimas» y valorar que, allí donde se ha desarrollado «una campaña de vacunación eficaz», ha disminuido «el riesgo de un avance grave de la enfermedad», Francisco volvió a apelar a la «obligación moral» de cuidar la propia salud. Frente a intoxicaciones ideológicas y bulos, incidió en que las vacunas «no son instrumentos mágicos de curación», sino la «solución más razonable para la prevención de la enfermedad» junto a otros tratamientos en desarrollo.

Sin hablar de vacunación obligatoria, el Pontífice alentó a las administraciones a sopesar las «decisiones de prevención e inmunización» en busca del bien común, intentando que los ciudadanos se sientan «partícipes y responsables» con una «comunicación trasparente» de las mismas. Solo así, subrayó, habrá confianza, que es fundamental para poder avanzar. Además, también para avanzar, reclamó de nuevo que toda la población mundial pueda «acceder de la misma manera a los tratamientos médicos esenciales y a las vacunas».

Igual que ha hecho en numerosas ocasiones a lo largo de sus casi nueve años de pontificado y particularmente desde el estallido de la pandemia, el Sucesor de Pedro reivindicó la fuerza del diálogo y la fraternidad para afrontar estos retos y otros como las migraciones o el cambio climático. La paz, afirmó, es un «bien contagioso, que se propaga desde el corazón de quienes la desean y aspiran a vivirla, alcanzando al mundo entero». Lograrla está, por tanto, en nuestra mano.