Un catecismo para el futuro de la fe
Con un título que propone un futuro para la fe de nuestros adolescentes, la Conferencia Episcopal Española acaba de presentar el Catecismo Testigos del Señor. En él entrega una síntesis de la fe común que profesamos, recogida del Catecismo de la Iglesia católica (1992). Dirigido a chicos de 10 a 14 años, culmina el itinerario de iniciación cristiana comenzado por Los primeros pasos en la fe (2006) y Jesús es el Señor (2008). Escribe el obispo de Plasencia y Presidente de la Subcomisión epicopal de Catequesis de la CEE
Un catecismo es la expresión de un pueblo memorioso; en él se recoge la tradición viva de la Iglesia. En realidad, la catequesis es la comunicación de la memoria de Dios que hacemos desde nuestras comunidades cristianas a las nuevas generaciones, que entran por el Bautismo en la fe de la Iglesia.
Con el Catecismo que se acaba de entregar a los catequistas de España, se completa el itinerario de iniciación cristiana de 0 a 14 años. Para los primeros años, de 0 a 6, dedicado sobre todo a los padres para el despertar religioso de sus hijos, y más tarde a catequistas, tenemos Los primeros pasos en la fe (2006).
Jesús es el Señor (2008) es el primero de nuestros Catecismos, y es utilizado en la catequesis parroquial para consolidar en los niños y niñas de 6 a 10 años su confesión de fe y para acompañarlos en su iniciación sacramental. Para completar las etapas del itinerario, acaba de aparecer Testigos del Señor. En este segundo Catecismo, se ofrece a las comunidades cristianas el instrumento que necesitan para educar en la fe a los chicos y chicas entre 10 y 14 años, el tiempo precioso que va de la segunda infancia a la entrada en la adolescencia.
Como este itinerario va acompañado siempre por la gracia de Dios que se recibe en los sacramentos de iniciación, el nuevo Catecismo ha querido inspirarse, para presentar la integridad del contenido de la fe, en la Vigilia Pascual. Como no podía ser de otro modo, está centrado en el anuncio de Jesucristo. Por eso, en cada una de sus cinco partes o capítulos, es Jesucristo quien guía y acompaña. Siguiendo el recorrido de la Vigilia Pascual: Jesucristo es la Luz, Jesucristo es la Palabra, Jesucristo es la Verdad, Jesucristo es la Vida y Jesucristo es el Camino. Es, de ese modo, como el Catecismo propone la identificación del cristiano con el Misterio Pascual de Cristo.
Aunque el orden de las cincuenta catequesis de Testigos del Señor se ha inspirado en el itinerario de la celebración de la Vigilia Pascual, es muy fácil identificar en ellas los cuatro pilares de una fe integral, sobre los que ha sido construido, siguiendo la tradición de la Iglesia, el Catecismo de la Iglesia católica: la fe profesada, celebrada, vivida y rezada.
El desarrollo del credo, de los sacramentos y de la vida en Cristo, concretada en los Mandamientos, se descubre a primera vista en el nuevo Catecismo. La oración, además, se encuentra en todas y en cada una de las catequesis, pues su presencia es claramente transversal.
Etapa de consolidación de la fe
A lo largo de cincuenta temas del Catecismo, se va desarrollando un itinerario catequético, que los catequistas han de situar en dos etapas del desarrollo humano y espiritual de los niños y niñas entre 10 y 14 años: Primera síntesis de fe y Personalización de la fe. En la primera, se consolida y acrecienta lo ya recibido desde el catecismo Jesús es el Señor, y es el momento de profundizar en los contenidos de la fe con una nueva propuesta. Empieza así un tiempo de consolidación de la fe, que normalmente se desarrolla de los 10 a los 12 años.
Entre los 13 y 14 años, sin embargo, la fe de los chicos vive un cambio, una revolución que va a precisar una nueva gestación, y también para eso está dispuesto el contenido de este Catecismo. Se les ayudará a una personalización responsable y comprometida de su fe con nuevas propuestas catequéticas que preparen para la continuidad de la vida cristiana, una vez finalizada la iniciación.
Como a lo largo del itinerario que se propone (0-14 años) se reciben los sacramentos de la Iniciación cristiana, es habitual que, en esta última etapa, se reciba el sacramento de la Confirmación. Está previsto en el Catecismo que se pueda hacer una selección de temas adecuada a la preparación para este sacramento. No obstante, siempre hay que salvaguardar la unidad de los tres sacramentos de Iniciación, unir muy bien la Confirmación al Bautismo y, sobre todo, poner de relieve que la meta del itinerario de iniciación es la vida eucarística, aunque ésta se haya recibido por primera vez a los nueve años, al final de la etapa de iniciación sacramental.
Formato atractivo
En su composición, este Catecismo ha querido seguir el camino de la belleza, y por eso está plagado de obras del arte cristiano, que son parte de su contenido. Son imágenes que evocan y muestran, de un modo elocuente, la doctrina, al tiempo que plantean interrogantes a los chicos. Quieren ser una especie de álbum de la fe, en el que aparecen unidos el lenguaje escrito y el del arte. También se ha hecho un diseño amplio de imágenes que se aúnan con el texto y, por eso, se convierten en imprescindibles a la hora de utilizar el Catecismo en la catequesis.
En lo que se refiere al contenido, cada tema tiene una composición que empieza por la imagen de portada, por su título y una cita bíblica, que es una de las características que enriquecen este Catecismo. Sigue una narración del contenido y se da un desarrollo posterior en tres apartados: una mayor explicitación, una aplicación a la vida de los chicos y la oración. Todo concluye, en cada tema, con unas fórmulas de fe, con una cita de los Santos Padres o del magisterio de la Iglesia y con el testimonio de algún santo.
Sobre todo en los últimos cinco capítulos, para conocer cómo piensa un cristiano, se hace referencia a san Agustín; para saber cómo vive, se menciona a san Benito; para el actuar del cristiano, se propone a san Juan de Dios; para iniciar en la oración, se ofrece el testimonio de santa Teresa; y para recordar la misión de la Iglesia, se evoca a san Francisco Javier.
A los márgenes, aparecen en cada catequesis varias explicaciones, en las que se responde a aquellas preguntas que, probablemente, los chicos y chicas le van a hacer a su catequista. Con ellas se pretende, además, iluminar el significado de determinadas palabras o signos, para que los chicos las conozcan y las interioricen de cara el futuro de su experiencia de vida cristiana.
Una vez presentado, el catecismo Testigos del Señor entra en una fase en la que ha de ser conocido a fondo por quienes han de usarlo en la catequesis, en la que él será su instrumento básico.
Si lo sabemos poner en valor, permanecerá en la memoria creyente de jóvenes y adultos, y ojalá que también en su biblioteca activa.