El periodista y documentalista José María Zavala afronta su séptimo documental sobre santos contemporáneos, reconocidos por la Iglesia o en vías de serlo. Si ya había dedicado sus películas a personajes como el padre Pío, Juan Pablo II, madre Teresa de Calcuta, Carlo Acutis… ahora se centra en una chica española cuya causa de beatificación se ha iniciado recientemente: Rebeca Rocamora, nacida en 1975 en Granja de Rocamora (Alicante) y fallecida en 1996 tras una difícil enfermedad. Llevaba una vida sencilla, en una familia normal, hija de un zapatero, segunda de cuatro hermanas, en un pueblo de agricultores. Rebeca creció como una niña cualquiera. Jugaba con sus hermanas, las cuidaba, era cariñosa y alegre y, sobre todo, era una buena cristiana enamorada de Jesús, con el que se identificó durante su penosa enfermedad. En 1985 le descubrieron un tumor en la hipófisis. Pero después de un año y tras encomendarse a la Virgen, el cáncer remitió y ella volvió a su vida normal, aunque con una mayor fragilidad física. Se implicó en su parroquia, se confirmó y se convirtió en catequista, su gran ilusión. Pero en 1995, con 20 años, apareció otra enfermedad, esta vez letal, que acabó con su vida el día de Pentecostés de 1996.
La película comienza con una frase de Rebeca que da la clave para entender su testimonio vital fundamental: «La fe en la santa cruz es mi fuerza». El documental no tiene la estructura de un biopic estrictamente cronológico, y se centra en los testimonios de sus familiares, vecinos, amigos y conocidos. Entre todos ellos van tejiendo un retrato enormemente humano y cercano de esta chica tan discreta, que es la única a la que no vamos a escuchar. También los sacerdotes del lugar, como el padre Cristóbal Moreno —vicepostulador de la causa de beatificación—, o el actual obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, van a ofrecer su semblanza de la que parece que se va convirtiendo en una potente intercesora. De hecho, a lo largo del documental escucharemos a personas que se han beneficiado milagrosamente de la intercesión de Rebeca. Es el caso de la mujer de Elche que ofrece el primer testimonio del filme: ella se curó de una grave enfermedad digestiva cuando, en el funeral de la joven, puso las manos de la difunta sobre su estómago. En el documental también vemos imágenes de Rafael Palmero, que fue el obispo de Alicante que inició el proceso de beatificación en 2009.
El estilo de esta cinta documental es también sencillo, coherente con el personaje de Rebeca, con el aire de una película doméstica que nos mete en el salón de su casa, en el calor de la cocina y en la sobremesa familiar de un día de fiesta. A ello contribuye que el documental contiene muchas imágenes de vídeo casero en las que vemos a Rebeca a distintas edades, jugando, riéndose o disfrutando de un día de fiesta con la familia. Se trata, como dice Munilla, de ofrecer a los jóvenes un modelo cercano de santidad.
José María Zavala
España
2024
Documental
+12 años