«Todos somos dones bellísimos de Dios», asegura el Papa a los niños de la calle de Port Moresby
Ha conocido la obra de las organizaciones caritativas de Papúa en un colorido encuentro en una escuela de Cáritas
Los cantos de los niños con discapacidad y de los niños de la calle han dado la bienvenida al Papa Francisco en la Caritas Technical Secondary School de Port Moresby. En el gran pabellón del centro escolar, un grupo de estos pequeños, vestido con coloridos trajes, ha bailado para Francisco. Las misioneras de la caridad y las salesianas los colocaban en formación para realizar la coreografía ante el Santo Padre, quien no perdía detalle del paso de los niños.
El arzobispo de Port Moresby, el cardenal John Ribat, ha sido el anfitrión del encuentro. El purpurado ha asegurado a Francisco que cada día rezan por él y por su salud. A continuación, han llegado las preguntas de los niños. De ellos se ocupan dos organizaciones. La Callan Services, especializada en el cuidado y formación de los niños con discapacidad. Y el Street Ministry que recoge a los niños de la calle abandonados o que no tienen familia.
Le han preguntado por el sentido del sufrimiento, por qué tienen esa discapacidad, por qué no son como el resto de los niños y si cree que hay esperanza para ellos, que han vivido el abandono y la pobreza.
En primer lugar, el Papa les ha felicitado por sus bailes. «Estoy contento por encontrarme especialmente con vosotros, niños, que sois maravillosos», ha asegurado.
Les ha explicado que no son como los demás porque cada uno es único a los ojos de Dios. Les ha dicho que hay esperanza para todos: «Cada uno de nosotros en el mundo tiene un papel y una misión que ningún otro puede cumplir y esto, aunque pueda ser difícil, trae un mar de alegría». El Papa ha insistido en que cada uno puede hacer unas u otras cosas, pero que eso «no determina la felicidad». Es el amor el que la determina. «Nuestra alegría depende del amor», ha destacado.
Para hacer más feliz el mundo, el Santo Padre les ha invitado a amar a Dios y a los demás y a aprender en la escuela para mejorar sus dones y capacidades. «Todos somos dones bellísimos de Dios, un tesoro los unos para los otros», les ha dicho el Papa que ha recordado que nadie es un peso para los demás.
Antes de concluir, el Pontífice ha dado las gracias a los niños y a quienes cuidan de ellos: «Mantened siempre encendida esta luz, que es un signo de esperanza, no solo para vosotros, sino para todos y para nuestro mundo, a veces, tan egoísta y preocupado por lo que no importa».
De la Caritas Technical Secondary School el Papa se ha llevado muchos regalos, entre ellos, un azulejo que representa la adoración de los Magos hecho con la técnica cerámica de Talavera de la Reina.
A continuación, una nube de niños ha rodeado a Francisco. Todos querían saludarlo y recibir alguno de los caramelos que va repartiendo en sus encuentros a los más pequeños.