«Tierra, techo y trabajo. Es extraño, pero si hablo de esto, para algunos resulta que el Papa es comunista. No se entiende que el amor a los pobres está en el centro del Evangelio». Así de claro habló el Papa al centenar de representantes de Movimientos Populares llegados a Roma para debatir, del 27 al 29 de octubre, sobre cómo los más empobrecidos de la tierra no se conforman con un sistema que les desprotege, y «luchan contra la injusticia», en palabras del Pontífice.
Se ha tratado de un encuentro sin precedentes en el Vaticano, organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y al que han asistido, entre otros, el presidente boliviano Evo Morales en calidad de líder indigenista, o João Pedro Stedile, del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil. El problema de los campesinos sin tierra, de los trabajadores precarios, de los habitantes de suburbios como las villas bonaerenses o los migrantes sin hogar preocupan especialmente al Santo Padre. Temas, como dice él, que no responden a una ideología. «Ustedes tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz!», exclamó durante la audiencia concedida el martes. El Papa Francisco expresó a los líderes su apoyo, y reconoció que «su voz se escucha poco, tal vez porque molesta, o tal vez porque se tiene miedo al cambio que reclaman». Pero, afirmó, «sin su presencia, las buenas propuestas y proyectos que escuchamos en las conferencias internacionales se quedan en el reino de la idea».
Hasta Roma han llegado representantes de sectores sociales que bien podrían definirse como descartados. Esteban Castro, secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular de Argentina, señala que esta es la primera vez que «los movimientos sociales se juntan para discutir con el Papa los problemas de los trabajadores que no tienen derechos». Nohra Padilla, de la Asociación Nacional de Recicladores de Colombia, ha ido a representar a los llamados cartoneros, personas que venden objetos reciclables que han encontrado en la basura y comen de lo que encuentran allí. El Papa en su etapa de arzobispo de Buenos Aires estaba muy cerca de los cartoneros y se asociaron en América Latina, en gran parte, gracias a él. Lo recuerda Sergio Sánchez, de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores: «él se sumaba a los barrios muy necesitados cuando era obispo y donde realmente conocía la realidad de la vida. Y como siempre dijo en una frase: nosotros, la juventud, les enseñamos a hacer lío para que realmente tengan sus derechos».
El Papa, en su discurso, les recordó que la palabra solidaridad, «que no cae bien», es «un modo de hacer la historia, y eso hacen los movimientos populares». Además, afirmó que «Jesús les diría hipócritas» a los que abordan «el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos». El Papa destacó, en una extensa alocución, que es «triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas se reduce al otro a la pasividad, se le niega, o peor, se esconden negocios y ambiciones personales». Y «qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a pueblos, y sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor».