Tiene que suceder algo. Provoquemos que pase algo
Para entender que se necesita un viraje real hacia el cuidado, antes hay que entender que la felicidad pasa por la entrega sin reservas
Vínculos, cuidados, vulnerabilidad. Son conceptos que cada vez se repiten más a nuestro alrededor. No faltan libros, reflexiones, charlas, propuestas, que ahondan en esta petición que nos hace el Papa insistentemente de pasar de la cultura de la indiferencia a la cultura del cuidado. El ritmo vertiginoso que nos fagocita empieza a darnos miedo. Ya se están palpando las consecuencias, personales y sociales —incluso legales— de haber convertido el deseo en derecho, y un derecho que necesita ser satisfecho ya, ahora, sin pausa. En este número de Alfa y Omega charlamos con Isabel Sánchez, una de las máximas responsables de la parte femenina del Opus Dei a nivel internacional y una mujer con una visión y una sensibilidad hacia el otro y hacia la sociedad que debemos construir que merece la pena conocer y reflexionar. En su libro sobre cuidados pone el foco en la necesidad urgente de cambiar la educación, la jerarquía de valores, la concepción de uno mismo, porque «en dos decenios nos vamos a encontrar con una pirámide insostenible». Habla de la pirámide de una España con familias cada vez más pequeñas, relaciones más débiles y, gracias a los avances médicos, esperanzas de vida cada vez más alargadas. Esto, que ahora no nos importa porque estamos inmersos en las redes sociales o vivir en el aquí y el ahora, nos va a estallar en las manos. Porque necesitaremos ser cuidados. Ya estamos viendo la terrible pandemia de la soledad, y no solo en ancianos; también se ceba con adolescentes, que copan las salas de espera para ser atendidos por alteraciones en la salud mental. Pero para entender que se necesita un viraje real hacia el cuidado, antes hay que pasar por entender que la felicidad pasa por la capacidad de entrega sin reservas al otro; por la incondicionalidad. Por no mirar el beneficio propio, sino el ajeno. Sánchez asegura que este círculo vicioso se puede romper. Pero tiene que suceder algo. Provoquemos que pase algo.