Tiempo presente
Viernes de la 29ª semana del tiempo ordinario / Lucas 12, 54-59
Evangelio: Lucas 12, 54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede.
Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».
Comentario
«Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?». Cuando Jesús dice esto se está refiriendo a los signos meteorológicos; pero, ¿a qué se refiere con la expresión tiempo presente? ¿Acaso el tiempo presente no lo componen las condiciones externas? Y no solo las meteorológicas: al comenzar nuestro día observamos el tiempo para vestirnos de una forma determinada; pero quizá también atendamos al aspecto de nuestras calles, para evitar atascos; muy probablemente, de una manera u otra, también atendamos a las noticias del día, nacionales e internacionales; evidentemente también planificaremos lo que haremos, ya sea trabajo, dedicaciones familiares u ocio. Todas esas cosas componen para nosotros nuestro día, nuestro hoy. Sabemos interpretarlo así, según el aspecto de la tierra y del cielo, para afrontarlo en función del contexto que se vaya a producir. ¿No es eso el tiempo presente? ¿No son esas cosas nuestro hoy?
¡En absoluto! —nos dice Jesús—. Todo eso rodea y envuelve nuestro tiempo presente, e incluso en cierta manera puede llegar a manifestarlo; pero si nos quedamos en esas cosas, en lo externo, nos pasará de largo. Porque el instante presente es la arista del tiempo que coincide con la eternidad. Hoy es el día de nuestra salvación. El momento presente es Cristo entre nosotros, la presencia del Resucitado a la vuelta de cada circunstancia que hoy tengamos que vivir. Cristo es el corazón del tiempo, que late en cada momento que tengamos que afrontar hoy.