The Bear. De bocadillos y estrellas Michelin - Alfa y Omega

The Bear. De bocadillos y estrellas Michelin

Javier García Arevalillo
El actor Jeremy Allen White interpreta al chef Carmy Berzatto. Foto: The Walt Disney Company.

La historia de tres hermanos, uno muerto por su propia mano, otro un destacado chef de restaurante con estrella Michelin y, otra, una planta florecida a la intemperie. La historia de una familia profundamente herida, profundamente humana, profundamente contemporánea. Un ejercicio de virtuosismo con la cámara, trasladando el frenesí de un restaurante al sistema nervioso del espectador. Porque sí, quien se lance a ver The Bear debe estar preparado para vivir al borde de un ataque de nervios. ¿Pero de qué va exactamente The Bear, la serie que tantos tenemos en boca a todas horas? En un primer plano, va de un hermano chef que hereda el restaurante de bocadillos de su hermano muerto. Y acomete con furia la tarea de reflotarlo, como una suerte de Orfeo tratando de arrebatar a su hermano del Averno, como si salvar el restaurante significase resucitar un poco a su hermano, a su memoria. La primera temporada fue buenísima, trepidante, llena de momentos memorables que se suceden a ritmo de comandas de restaurante. Pero es especialmente buena por la hipótesis que lanza al final: nadie se salva solo, ni siquiera el mejor chef del mundo. La segunda temporada, aún mejor que la primera, nos arrastra a otra vorágine: la de reconstruir de cero el restaurante, con una propuesta radicalmente distinta y con una mayor comprensión de lo que va realmente esta serie, de la familia que nos ha amado y de la familia de quienes nos quieren y de cómo, pese a nuestro empeño en rechazar el afecto, ser amados es nuestro mayor anhelo. En esta segunda temporada, además, contamos con unos cameos de aúpa: Jamie Lee Curtis en uno de los mejores papeles que recuerdo, Bob Odinkirk, Oliver Platt… además del magnífico Jeremy Allen White, que se postula para competirle papeles al intocable Timothy Chalamet. Volviendo al arranque: la mejor miniserie de 2023, gracias a unos diálogos en los que cada palabra, cada silencio casual, cada inflexión de la voz está medido gracias a las historias, encantadoramente cotidianas, que nos hilvana en cada capítulo; gracias a que, por encima de todo, es una de las series más humanas que podemos ver este año.