Texas pretende cerrar centros católicos para niños inmigrantes indocumentados
Los obispos de El Paso y Dallas han recordado al gobernador que su decreto viola la libertad religiosa de estas entidades
El estado de Texas pretende cerrar, a finales de agosto, los centros que atiendan a niños inmigrantes indocumentados y no acompañados. Incluidos los de seis programas católicos de atención a la infancia. Los obispos de las diócesis de El Paso y Dallas han exigido al gobernador, Greg Abbott, que dé marcha atrás en esta decisión.
Mediante una orden ejecutiva estatal (similar a un decreto), Abbot ordenó a principios de junio retirar la licencia a las entidades que ofrezcan asilo y otros servicios a menores inmigrantes que hayan cruzado la frontera de forma ilegal. Incluidas algunos, como los centros católicos, que tienen contratos con la Oficina federal de Reasentamiento de Refugiados para atender a estos niños.
Al cerrarse estos centros, explica el National Catholic Reporter, los menores inmigrantes serán enviados a instalaciones públicas, más masificadas. También perderán su hogar otros menores, no inmigrantes, tutelados por la Administración pero que viven en estas residencias.
Atender a los migrantes es libertad religiosa
En un artículo publicado en el The Dallas Morning News el domingo, Mark Seitz y Edward Burns, obispos de El Paso y Dallas respectivamente, alegan que esta decisión viola la libertad religiosa de la Iglesia. La existencia de estos centros está vinculada con dicho derecho fundamental porque «las entidades católicas ofrecen comida, ropa y refugio a esos niños, motivadas por nuestra fe». En concreto, por «el mandamiento de Jesús de cuidar de los huérfanos y las viudas, de acoger al extranjero y de atender a los que sufren», escriben.
Retirarles la licencia violaría la legislación estatal que protege «la libertad de creencia y de conciencia de quienes atienden a menores». Como consecuencia, la Iglesia puede quedar «expuesta a otras regulaciones y a la presión de quienes no comparten nuestro compromiso con la dignidad, la seguridad y el bienestar de madres e hijos». En cambio, si retira la orden ejecutiva, «Texas tiene una oportunidad de proteger a los niños y cumplir su compromiso con la libertad religiosa».
El artículo concluye recordando que en el pasado «Texas ha dado ejemplo» de protección de los derechos de conciencia» y del derecho a la vida de «todos los niños vulnerables». El artículo alude de forma implícita a cómo han cambiado las tornas en el gigante sureño, el mayor de los estados tradicionalmente conservadores (en las elecciones de 2020 un 52 % de texanos votaron por Trump).
La decisión de cerrar los centros que atiendan a los menores migrantes, subrayó Abbot el 31 de mayo, pretende acabar con la «oleada de individuos cruzando ilegalmente la frontera con México». Algo que presentaba como «una amenaza inminente de daños graves y generalizados y de pérdida de vidas».
El secretario general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, Jeffrey Burrill, ha presentado su dimisión por «posible conducta» sexual «inadecuada». El presidente del episcopado, el arzobispo José Gómez, informó de ello al resto de obispos el martes. La decisión se precipitó, explica, cuando la Conferencia Episcopal Estadounidense tuvo noticia el lunes de que un medio estaba a punto de publicar información comprometida. Si bien «lo que se compartió con nosotros no incluía alegaciones de mala conducta con menores», Burrill presentó inmediatamente su dimisión «para evitar convertirse en una distracción» en la labor del episcopado.
Según ha informado después la publicación católica The Pillar, Burrill, elegido secretario general en noviembre pasado, frecuentaba desde hace años bares para personas homosexuales y usaba una aplicación móvil de citas entre personas del mismo sexo. The Pillar asegura también que Burrill incluso realizó estas visitas durante viajes en los que participaba por los distintos cargos que había ocupado en la conferencia episcopal.