Testimonio de don Javier Menéndez Ros, director nacional de AIN. Bangladés: la alegría de creer
En Bangladés, una familia de dos o tres hijos se puede mantener con 23 euros al mes. «El nivel de vida es muy bajo», cuenta el responsable en España de AIN, pero «allá donde íbamos, nos esperaban grupos de niños y adultos sonriendo». Su vivencia intensa de la fe, y su alegría a prueba de miserias, «son lecciones que nos traemos»
Los católicos apenas son un 0,2 % de la población en un país donde se mezclan musulmanes, con un 89 %, hindúes con un 9 %, budistas con un 1 %, y las distintas denominaciones cristianas, que no llegan ni al 0,5 %. En la extensión de Andalucía, Extremadura y Toledo, se llegan a acumular hasta 165 millones de habitantes, y con un problema añadido: la falta de tierra a la que progresivamente el mar va comiendo terreno. El nivel de vida es muy bajo. Nos dijeron que una familia con dos o tres hijos se puede mantener con 23 euros al mes.
Si algo nos sorprendió al equipo de Ayuda a la Iglesia Necesitada que viajamos a Bangladés, fue la calidez y alegría con que nos acogieron las comunidades católicas que visitamos. En todas ellas, los sacerdotes, muy jóvenes por cierto, nos recibieron con los brazos abiertos. Los obispos, asequibles y llanos, eran todo simpatía hacia los miembros de una Fundación pontificia que desde tierras europeas se habían trasladado allí para conocer cuáles son sus necesidades, cuáles sus inquietudes, cuáles sus temores y cuál es su esperanza y su fe. Para ello, a lo largo de maratonianas sesiones, nos llevaron por todo el país para conocer sus diócesis, sus escuelas, sus parroquias, sus seminarios, sus hospitales, su atención a los más pobres y, sobre todo, para conocerles a ellos.
En cuanto llegamos a la parroquia, al colegio o a la comunidad religiosa que visitamos, nos esperan grupos de niños y adultos sonrientes, con guirnaldas de flores en sus manos y canciones de bienvenida. Cuando llega el momento de rezar en la capilla, sobrecoge ver su recogimiento. La labor de los laicos es importantísima, y son muchos los dedicados a tareas catequéticas, desplazándose en bici o en motocicleta por peligrosos caminos entre pueblo y pueblo.
Las vocaciones son abundantes y se nutren de seminarios menores y del ejemplo entregado de muchísimas religiosas que se dejan la vida por dar un poco de dignidad a los más pobres, sin importarles ni su religión ni su extracción social. A través de escuelas, de dispensarios médicos, de hospitales, de orfanatos…, las monjas son un ejemplo maravilloso de la caridad cristiana hacia el más necesitado. Los sacerdotes son bastantes, y muy jóvenes y entusiastas.
Por ello, la presencia real de la Iglesia católica en la sociedad de Bangladés sobrepasa con creces el 0,2 % y se constituye en una institución muy apreciada y valorada por todos. Es, por otra parte, una Iglesia muy pobre, muy necesitada y que sólo ocasionalmente sufre algún episodio de discriminación. El ejemplo de su vivencia intensa de la fe, de su alegría a prueba de todas las miserias, y de su unidad, son lecciones que nos traemos para nuestro cristianismo tibio que vivimos en España, y que ojalá consigamos transmitir a todos los que se sientan llamados a compartir su fe y su caridad con nuestros lejanos, pero también cercanos, hermanos en la fe de Bangladés.