«Teresa nos enseña a vivir por amor a Dios y a los demás»
Un grupo de actores invidentes representa Teresa, Jardinera de la Luz, del director irlandés Denis Rafter. Con el apoyo de la ONCE, la compañía Lazarillo de Tormes continúa su andadura por España, divulgando la vida y obra de la Santa
El teatro es muchas cosas, tantas como personas que lo aman; es la belleza de compartir algo que todo el mundo pueda sentir a través de actores que sean instrumentos permeables y sensibles a aquello a lo que se prestan. Muchos procesos creativos juegan a favor de ello y consiguen que el actor, a través de su vivencia, conmueva al público. Esto es lo que ocurre en Teresa, Jardinera de la Luz.
Cuando el grupo de teatro Lazarillo de Tormes puso en las manos del director y actor irlandés Denis Rafter este proyecto teatral, éste no dudó en proponer a los actores que ahondasen en diferentes aspectos de Teresa (como mujer, humanista, intelectual, escritora, su papel en la Historia y en la religión…), con el objetivo de dar una visión de la Santa desde el conocimiento y la reflexión personal de los actores. Fue desde este proceso de creación, que va más allá de lo místico y religioso, del que nacerían los materiales que Denis Rafter tomó para la escritura de la obra e inspiraron el trabajo sobre una mujer extraordinaria que, después de cinco siglos, sigue brillando por su fuerza, coraje e inteligencia.
Teresa, Jardinera de la Luz trata de un grupo de monjas carmelitas que, en los momentos previos a la muerte de su madre Teresa de Jesús, echa la vista atrás para reivindicar a su fundadora. Repasan su vida y obra, recitan sus poemas y cantan canciones de la época, acompañadas al órgano en directo, del maestro Francisco de Salinas, músico castellano y leonés contemporáneo de la Santa.
Sonsoles es la Hermana Lucía
Sonsoles Palacios es la actriz que interpreta a la Hermana Lucía. Para ella, esta obra de Rafter muestra «el sentido del humor y la cara humana de Teresa, esta monja que, ante todo, demostró que la palabra, a través de la voz y la pluma, es el único arma del que se sirvió para su propia defensa y la de los suyos». Para la actriz, «esta mujer, con su genio e ingenio, nos demuestra aún hoy que es atemporal en su eterna lucha por vivir por amor a Dios y a sus semejantes».
Además, reconoce «disfrutar tremendamente la obra, con mucha ilusión y muchas ganas de poder transmitir al público el espíritu y la grandeza de Teresa de Ávila».
Rigor y superación personal
Este montaje es reflejo del impulso de la ONCE hacia las artes escénicas, y está dotado del gran rigor técnico y profesional que suele imprimir a sus trabajos. De hecho, la música en directo y el vestuario, réplica de la época, ha permitido creer a muchos espectadores que las actrices eran realmente monjas y que salían del convento para la representación teatral.
La experiencia constituye para una persona ciega o deficiente visual un reto de superación personal, un modo de enfrentarse a las propias limitaciones, desarrollarse en grupo personal y artísticamente, e incentivar la inclusión social. Este modo de superación personal es lo que pretende la ONCE con sus más de 365 actores y actrices en 29 compañías en toda España. Este montaje está a disposición del que lo solicite para ser representado. Para más información: www.jardineradeluz.com.
Con respecto a mi trabajo como autor, puedo decir que lo más difícil es empezar. Es decir, encontrar una línea dramatúrgica y un conflicto con el que dibujar con sinceridad y verdad la vida de una gran mujer del siglo XVI. Lo que me interesaba era Teresa, la mujer, y lo que aportó al mundo siendo una mujer fuerte, inteligente, divertida, valiente, consciente de sus errores y humilde; una gran amante y una fiel amiga. Para ahondar en el espíritu de Teresa me fui a Ávila para hablar con las monjas de su primera fundación, San José. Lo que más me impresionó fue la alegría con la que vivían las monjas y, desde ahí, escribí la obra; con alegría, humor, optimismo y con mucho cariño y respeto hacia Teresa.
Como director, necesité entrar en el mundo de Teresa, en su entorno; en la opinión de los que la conocieron. No sólo en la de sus monjas y hermanas, sino también en la de sus enemigos. Por supuesto también leímos extractos de sus libros y de su poesía. El trabajo con las actrices y actores fue intenso. Pedí a todos que hiciesen una investigación muy personal sobre Teresa para comprender lo que le movió hace siglos. Algunos detalles nos sorprendieron: su enfrentamiento con la Princesa de Éboli, el peligro omnipresente de la inquisición y, cómo no, la sensualidad de su poesía. Nuestros ensayos se resumen con las palabras: amor, espíritu, alegría y emoción. Con humor y esperanza.