Tensiones ecuménicas en Minsk
El Papa está deseoso de encontrarse con el Patriarca Cirilo, de Moscú, «en cualquier lugar». Según la agencia Asianews, el Pontífice le transmitió este mensaje al Patriarca Bartolomé I, de Constantinopla, durante su peregrinación a Tierra Santa. Las relaciones entre Roma y Constantinopla, que ostenta el primado honorífico en la Ortodoxia, son excelentes, pero las cosa no es tan fácil con Moscú, la Iglesia ortodoxa con más fieles. Estas dificultades volvieron a hacerse patentes, del 2 al 6 de junio, en el IV Forum Europeo Católico-Ortodoxo, celebrado en Minsk (Bielorrusia), territorio canónico del Patriarcado de Moscú. El encuentro contó con 35 representantes de las Iglesias ortodoxas de Europa y del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, entre ellos el arzobispo de Granada, monseñor Javier Martínez. El Secretario de Estado vaticano, el cardenal Parolin, dirigió a los participantes un mensaje del Papa, pidiendo que «la libertad religiosa sea tutelada en todos sus aspectos». El mensaje final del encuentro insistió en la línea habitual de defensa de las raíces cristianas y la moral en Europa.
Pero la cumbre estuvo muy condicionada por el conflicto político en Ucrania. En las últimas semanas, se han producido en el este del país agresiones contra sacerdotes católicos y del Patriarcado de Kiev, no reconocido por Moscú. Recientemente, el Gobierno de Ucrania denegó el acceso al Metropolitano Hilarión, responsable de Relaciones Externas de la Iglesia de Moscú. El mismo Hilarión no ahorró palabras de crítica en Minsk contra los greco-católicos (uniatas) ucranianos, a quienes acusó de adoptar «una posición extremadamente politizada» y contribuir «a la polarización de la sociedad y el empeoramiento del conflicto», de la mano de «los cismáticos» (Patriarcado de Kiev), que «tratan de dividir» a la Ortodoxia.
El cardenal Parolin, en Polonia
La crisis de Ucrania estuvo también muy presente en el viaje del Secretario de Estado del Papa a Varsovia, donde conmemoró, el pasado 2 de junio, tres importantes efemérides: los 25 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede y de las primeras elecciones semi-libres en el país (con triunfo arrollador de Solidaridad), y el 30 aniversario del primer viaje a su patria como Sumo Pontífice de san Juan Pablo II.
Preguntado sobre Ucrania, el cardenal Pietro Parolin dejó claro que, para la Santa Sede, «no se trata de un regreso de Kiev al hogar europeo, sino, más bien, de una vuelta a casa». Los disturbios en el inicio de esta crisis se originaron después de que el ex Presidente Yanukovich rechazara firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea y, en su lugar, terminara firmando un acuerdo con el Presidente ruso, Vladimir Putin, que los críticos -incluidos la Iglesia católica y el Patriarcado de Kiev- interpretaron como un nuevo vasallaje a Moscú.
Por otro lado, el cardenal Parolin alabó el «período interesante y atractivo» marcado por «el amor a la libertad» que se abrió hace 25 años en Polonia -y que «fue una fuente de inspiración y ejemplo» para todo el continente-, aunque insistió en que aún es preciso defender la libertad religiosa y los demás derechos fundamentales en Europa. El Secretario de Estado insistió también en la importancia de la familia, y en una de las naciones del mundo con menor tasa de natalidad, pidió a los matrimonios que acojan «todos los niños que Dios quiera daros».