La pintura del siglo XVII recién restaurada que casi se pierde en la Guerra Civil
La liberación de San Pedro, una pintura de seis metros del siglo XVII, casi se pierde en la Guerra Civil. Recién restaurada, «ha recuperado su color»
«Al restaurar estas obras suele haber sorpresas desagradables, porque te encuentras con daños con los que no contabas, pero nos hemos llevado una grata sorpresa. El lienzo era de más calidad de la que esperábamos, el reentelado estaba en muy buenas condiciones y el bastidor era lo suficientemente fuerte». Nos lo cuenta Cristina Salas, conservadora del Instituto del Patrimonio Cultural de España, desde el coro de San Pedro ad Vincula. Sobre el altar mayor, al otro extremo de esta iglesia que corona el casco histórico de Vallecas desde mucho antes de que se uniera a la capital, se erige La liberación de San Pedro, un cuadro de seis metros de alto fechado en 1672 y recientemente restaurado gracias a la colaboración entre el Ministerio de Cultura y la archidiócesis de Madrid.
Con su puesta a punto 350 años después de su creación, Salas confía en que la obra no necesitará intervenciones durante aproximadamente el mismo tiempo. Para evitar futuros daños, los restauradores han acometido una «conservación preventiva» y cubierto con un filtro de rayos ultravioleta los ventanales del templo porque «hay una hora en el día donde el sol le da de pleno y esas radiaciones son muy peligrosas».
Que la obra haya llegado a nuestros días es casi un milagro teniendo en cuenta que su vallecana ubicación, «un lugar de paso hacia Valencia, la situaba entre dos frentes» durante la Guerra Civil. Ante el riesgo de que los incendios de los milicianos o los bombardeos acabaran con ella, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes republicano la retiró y custodió hasta el final del conflicto. «Tras la guerra, se devolvieron las obras a esta iglesia», añade Cristina Salas. Con todo, el polvo y las bombas sí dañaron sin remedio el retablo que lo enmarcaba.
Desde el presbiterio, Bárbara Hasbach, coordinadora del equipo que ha dado esta segunda vida al cuadro, nos indica con un láser verde la firma de Francisco Ricci oculta astutamente tras una sombría balaustrada. Detalla que el lienzo contaba tan solo con «pequeñas faltas, pero dispersas por todo el cuadro» y que, tras la retirada de «una capa de barniz muy oscuro salieron todos los colores en su plenitud». Pero lo más sorprendente es el inesperado sello de calidad que los restauradores encontraron en el dorso del lienzo, salido de la ciudad alemana de Hildesheim, «un centro muy importante de tejidos desde la Edad Media» y que explica la potente fijación de sus pigmentos. Ángeles Martínez, una de las restauradoras bajo la dirección de Hasbach, cuenta que la obra se realizó con los mismos materiales de la época. Como la gacha —un pegamento llamado así precisamente por tener harina entre sus componentes—, que se empleó para reforzar la tensión de los hilos que forman el cuadro.
Begoña Parrillas, otra de las especialistas que se volcaron seis meses en esta intervención que comenzó a planearse en 2018, explica que el buen estado de La liberación de San Pedro permitió desplazar un par de metros el lienzo del muro en que se apoyaba, y con un cuerpo de andamio «hacer una especie de sándwich por delante y por detrás» de este para restaurarlo desde 360 grados. A diferencia de otras obras que llegan en las últimas, la excelente conservación de esta ha permitido «restaurarla en vertical, lo que ha supuesto un avance para todos los tratamientos».
Finalmente, Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid y quien estuvo presente en San Pedro ad Vincula durante la presentación de la obra restaurada, celebra que «en esta parroquia son muy afortunados de que ese san Pedro se salvase». Y agradece «a las administraciones públicas por colaborar con la restauración y el mantenimiento de este patrimonio que la Iglesia pone al servicio de todos independientemente de sus creencias».