«Tenemos mucho que aprender de la sociedad»
El dominico Jesús Díaz Sariego, que acaba de ser elegido presidente de la CONFER, recalca en Alfa y Omega la importancia de que la vida religiosa escuche y colabore con otros dentro y fuera de la Iglesia
La CONFER inicia una nueva etapa —trabaja en un proyecto de fortalecimiento y viabilidad al servicio de las congregaciones— con nuevos rostros. El del dominico Jesús Díaz Sariego y el de la oblata Lourdes Perramón, elegidos presidente y vicepresidenta por los 250 superiores generales y provinciales que se reunieron en Asamblea General la semana pasada en Madrid. Una nueva etapa que, según explica el propio Díaz Sariego en entrevista con Alfa y Omega, exigirá una mayor colaboración entre congregaciones y otras realidades eclesiales, y también con los distintos sectores de la sociedad, incluso con los que están alejados de la fe. «La vida religiosa tenía un papel de enseñar y de marcar caminos y la sociedad nos seguía. Éramos fuertes y teníamos vocaciones. Ahora estamos en un proceso de interacción diferente. La propia sociedad nos muestra valores importantes del Reino aunque no los llame así. Tenemos mucho que aprender de ella», reconoce.
Esta misma idea ya la expresó a los superiores en su discurso de clausura, cuando dijo que no se debe ignorar que, «en el mundo secular, el valor de la persona adquiere nuevos acentos que hemos de escuchar y tener en cuenta». Esto implica, añade a este semanario, que es momento de «dejar de caminar a solas y crear sinergias con otros».
A nivel interno, el nuevo presidente mantiene la apuesta, al igual que sus predecesores, por la intercongregacionalidad y la integración carismática, esto es, la colaboración entre congregaciones en proyectos apostólicos. De hecho, señala que, «aunque surge por necesidad, es un valor del Evangelio». También la vinculación de los laicos, la misión compartida, va a ser fundamental: «No son un potencial que uno tiene y que lo usa si lo necesita. Forman parte de la esencia y deben participar en términos de igualdad». En este sentido, cree que habrá que seguir dando pasos estructurales que lleven a los laicos a los procesos de toma de decisiones o a la participación en los capítulos.
El próximo lunes toca el turno a los obispos, que celebrarán una Asamblea Plenaria especial, pues concluirá el 19 de noviembre en Santiago de Compostela con motivo del Año Jacobeo. La reunión estará marcada por el proceso sinodal y la visita ad limina al Papa. Además, se trabajará el documento sobre las personas mayores y se aprobarán las cuentas.
Al hilo de todo lo anterior, Díaz Sariego realiza una reflexión sobre los obligados procesos de reestructuración que numerosas congregaciones han realizado en los últimos años. La suya, la Orden de los Predicadores, también la ha hecho. Cree que se han hecho pensando excesivamente en cada familia religiosa «según sus vulnerabilidades y debilidades, y sin tener en cuenta a las demás congregaciones o los compromisos con las diócesis». «No es que se haya hecho mal, pero hubiese sido mucho más interesante y evangélico haberlo hecho en diálogo con otros. Porque se ha podido producir una excesiva concentración de religiosos en unos lugares en detrimento de otros. Lo que he llamado la vida religiosa vaciada», añade. Esto mismo planteó a los superiores durante su intervención en la asamblea: «Una mayor y mejor coordinación de los procesos hubiera llevado, sin duda, a una mayor creatividad a la hora de configurar nuestras decisiones». En su opinión, hay que ser creativos no solo para generar fundaciones, sino también para cerrarlas o transformarlas.
Apuesta por el cuidado
Otro de los pilares en los que insiste el nuevo presidente de la CONFER es el del cuidado. Cuidado de los religiosos —desde los más jóvenes a los mayores, sin olvidar a «la generación intermedia», en la que recae «el mayor peso y responsabilidad en estos momentos»—, el cuidado de los apostolados, de la misión y de las personas «que forman parte de nosotros», y de «los vulnerables y heridos de la vida, que requieren que alguien cuide su dignidad».
Durante la asamblea se hicieron presentes, entre otros, el nuncio del Papa, Bernardito Auza; el obispo de León y presidente de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada, Luis Ángel de las Heras, o los cardenales Aquilino Bocos y Carlos Osoro. El arzobispo de Madrid invitó a los religiosos en una breve intervención a «seguir estando en los cruces de los caminos» desde la fidelidad a sus carismas.