Tagle advierte sobre la tendencia a «intensificar el miedo al extraño»
Con el final de su campaña Compartir el viaje, Cáritas Internacional pone punto y seguido a cuatro años intentando promover en toda la Iglesia «conversiones» hacia la acogida
En medio de la pandemia de COVID-19 y mientras los estados, «más preocupados con proteger a sus propios ciudadanos», amenazan con «intensificar el egoísmo y el miedo al extraño», sigue siendo muy necesario «compartir el viaje con los migrantes». Lo ha subrayado este martes el cardenal Luis Antonio Tagle, presidente de Caritas Internationalis, durante la rueda de prensa conclusiva de esta campaña.
La iniciativa, que llegará a su fin el 20 de junio, se lanzó en 2017 para contrarrestar la crisis migratoria de 2015 y acompañar la preparación de los pactos mundiales sobre refugiados y sobre migración, de 2018. La inspiró la convicción de que los migrantes «no son números sino personas con nombres, historias y sueños» que merecen ser acogidas, escuchadas y acompañadas, viendo en ellas a Cristo. Una misión que «continúa».
El cardenal filipino ha recordado sus «raíces migrantes», las de su abuelo chino. También sus encuentros con refugiados en Grecia, Líbano, Jordania y Bangladés en los últimos años. Ha destacado especialmente la tristeza al preguntarse si esta situación puede llegar a ser algo «permanente» para ellos. «No puedo imaginar qué responderían si sus hijos les preguntaran qué futuro les espera», ha confesado.
15 vueltas al mundo
Simbólicamente, uno de los frutos más visibles de esta campaña han sido las «15 vueltas al mundo» que se han dado en caminatas solidarias, ha destacado Aloysius John, secretario general de Caritas Internationalis. También las velas virtuales que se pueden encender y los mensajes que se pueden compartir hasta el domingo en la página web de la organización, y que luego se entregarán al Papa Francisco.
Pero detrás hay mucho más. Se han realizado campañas de sensibilización en diferentes países, y se ha invitado a aprovechar la «oportunidad para abrir los brazos» al diferente y poner en marcha actividades solidarias. John espera que, así, se hayan suscitado en todo el mundo casos de «conversión» hacia la acogida.
Asimismo, en distintos lugares se han asumido riesgos para «ofrecer a los migrantes y refugiados acceso a la alimentación, a sus necesidades básicas y sobre todo a la atención sanitaria, especialmente durante la pandemia». En Sudáfrica, por ejemplo, ha sido una de las prioridades durante el último año, según ha explicado su coordinadora nacional, Maria de Lurdes Lodi Rissini.
Actuar sobre las causas
Pero en este país, que acoge a inmigrantes y refugiados de todo el continente africano, Cáritas trabaja en más ámbitos. Desde ofrecer ayudas para el alquiler o clases de inglés, hasta luchar por escolarizar a los niños indocumentados. Y en la zona minera de Rustenburg, presta una atención especial a las mujeres que llegan con sus hijos buscando a sus maridos, a veces solo para descubrirlos con otras.
En su intervención, el secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Bruno-Marie Duffé, ha destacado que todo proyecto que tenga que ver con la migración «llama a actuar sobre sus causas»: la violencia, la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la trata, el abuso y la negligencia policial. Combatir estas causas implica «trabajar con los países de los que vienen los migrantes», así como «apoyar programas de desarrollo humano integral, incluyendo el cuidado de la tierra». Porque, además del derecho a ser acogido, existe el de «volver a la propia tierra para vivir allí en paz».