Supervivientes de las minas antipersona regalan al Papa una silla de ruedas artesanal
Se la ha entregado recientemente el sacerdote Enrique Figaredo, quien asegura que es «un símbolo de solidaridad, resistencia, compasión y esperanza que devuelve la dignidad a innumerables personas»
Este jueves dio comienzo la Semana del Desarme, uno de los momentos más importantes del año en la denuncia contra la proliferación de armas y un altavoz para las iniciativas a favor de la reducción de armamento en mitad de un mundo que continúa plagado de guerras y conflictos.
Como parte de esta efeméride, impulsada por la ONU, y hasta el 30 de octubre, tendrán lugar diferentes actividades «en defensa de los principios de humanidad, la protección de los civiles, la promoción del desarrollo sostenible, el fomento de la confianza entre los Estados, y prevenir y poner fin al conflicto armado», señalan desde la organización.
Un ejemplo es The HALO Trust, una organización que está presente en más de 30 países y aboga por la retirada de las minas terrestres después del cese de los bombardeos y enfrentamientos. Este año se conmemora el 25 aniversario de la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersona, también llamada Tratado de Ottawa. El jefe del equipo de Política y Defensa Global de esta entidad, James Denselow, asegura que «estamos asistiendo a un número récord de conflictos alrededor del mundo desde la Segunda Guerra Mundial» y que, por tanto, es más necesario que nunca la necesidad del control de las armas.
Sin embargo, Denselow reconoce que es poco probable que se logre el objetivo de un mundo libre de minas para el 2025, particularmente con conflictos como los de Ucrania, Myanmar y Eritrea, donde se siguen utilizando armas devastadoras a gran escala. «Las minas terrestres son un arma indiscriminada», asegura en declaraciones a Vatican News. «Causan un daño desproporcionado a los civiles, especialmente a los niños».
En este contexto, y como previa a esta Semana del Desarme, el jesuita español y prefecto apostólico de Battambangm (Camboya), Enrique Figaredo, se ha reunido recientemente con el Papa Francisco para hacerle un regalo muy especial: la silla de ruedas Mekong. Hecha totalmente de forma artesanal, esta silla ha sido fabricada por la empresa social y caritativa Motivation International en el marco del proyecto Banteay Prieb. Su elaboración ha tenido lugar en un taller a las afueras de la capital camboyana impulsado por los jesuitas en 1994, que imparte enseñanza técnica actualmente más de 200 alumnos con alguna dificultad, como personas con discapacidad o supervivientes de las minas terrestres o de las bombas de racimo. Todos ellos hablan de esta silla como «una obra de arte» y encuentran en estos talleres manuales y formativos un rescate.
La silla Mekong está fabricada en madera, tiene tres ruedas y está diseñada para adaptarse tanto a las discapacidades locales como a la situación cultural y social de Camboya, como por ejemplo los caminos llenos de baches por los que es muy difícil transitar. De hecho, es una herramienta especialmente significativa para las personas que viven en aldeas remotas y cuya accesibilidad depende, entre otras cosas, de las inclemencias climáticas.
«El viaje de esta silla nos recuerda a todos el poder del amor, de la curación y de la solidaridad», ha asegurado Figaredo, que también es presidente de Cáritas local y lleva 35 años de entrega a los más necesitados desde sus inicios en los campos de refugiados en la frontera entre Tailandia y Camboya en 1985. En declaraciones a los medios vaticanos, califica el regalo que le ha entregado al Pontífice como «un símbolo de solidaridad, pero también de resistencia, compasión y esperanza que devuelve la movilidad, la dignidad y la independencia a innumerables personas».
Hasta ahora se han fabricado y distribuido más de 1.400 ejemplares de esta silla. El sacerdote asegura que «regalar una al Papa es una gran señal para quienes trabajan por la paz y la reconciliación en el mundo. Las víctimas de la guerra le ofrecen una silla de ruedas para que pueda hablar de paz desde ella».
Por su parte, Francisco no pudo esconder su alegría y entusiasmo al recibir el obsequio, que además lleva dibujado el escudo papal en el respaldo junto a dos palomas en los laterales. «La esperanza es que de alguna manera cambie también la vida del Papa, dándole fuerza y energía positiva para seguir adelante», afirma Figaredo.