Con todo tipo de bombos, platillos y tacones de aguja, que se plantan en el primer plano de la serie, llega Supernomal a Movistar+, con la pretensión de ser el bombazo del verano (a lo Santiago Segura en la pantalla grande). Pero esta comedia, envuelta en celofán de sátira e ironía, se queda corta, abusa de la sal gorda y el humor zafio. Es sorprendente que la calificación sea para mayores de 7 años y se presente como «serie familiar» por el hecho de que la protagonista sea una familia supernormal, con tres niños y una mujer que tiene que poder con todo lo que le echen.
Creada al alimón por Olatz Arroyo y Marta Sánchez (Allí abajo) y dirigida, de forma irregular, por Emilio Martínez Lázaro (Ocho apellidos vascos), Supernomal nos cuenta la historia de Patricia, una suerte de elastic woman de Los increíbles, alta ejecutiva, madre, esposa, hija, hermana y percha, en general, de la que se cuelga, como en el cartel que promociona la serie, todo el mundo.
Hay buenas intuiciones de fondo para denunciar, de forma ligera y distendida, el modelo que la sociedad del rendimiento exige, particularmente a las mujeres, pero la propuesta acaba por hacer aguas, entre tópicos aderezados con la ideología que agrada a la cultura dominante. Y hay también aciertos en la forma, como esa ruptura de la cuarta pared, a modo de entrevistas a cámara de los personajes, que nos convierten en cómplices de sus desahogos y nos hacen preguntarnos, en más de una ocasión, de qué es exactamente de lo que nos estamos riendo. Se salvan del naufragio final los protagonistas principales, Miren Ibarguren y Diego Martín, así como el elenco de secundarios, con una Gracia Olayo (La llamada) espléndida en el papel de una secretaria-confidente que está de vuelta de todo.
Son solo seis capítulos, de menos de media hora cada uno, que, por el cierre —también fallido y abierto— amenazan con una segunda temporada: la de la nueva supernormalidad, que, o mucho cambia la cosa, o da la sensación de que ya la hemos visto antes de que se ruede.