Spiderman habla andaluz
Edu Balboa del Cid tiene 28 años, es malagueño, policía nacional destinado a labores de Seguridad Ciudadana en Madrid y, desde hace tres años, se enfunda el traje de Spiderman para visitar a niños enfermos de cáncer de toda España. El martes recibió el Premio ¡Buenos días Javi y Mar! de Cadena 100, que cada año reconoce la labor de héroes anónimos españoles que mejoran la vida de los demás con sus acciones
Es Spiderman, pero de verdad. Quizá el único detalle sospechoso es que a veces se le escapa un pequeño acento andaluz. Pero cuando los niños, en su habitación de la planta de oncología de cualquier hospital de España ven entrar por la puerta –y alguna vez incluso por la ventana– a su superhéroe favorito, no tienen ninguna duda de que el hombre araña ha venido trepando con su telaraña por los edificios de la ciudad para llegar hasta su cama. «Una vez me colé en una habitación de hospital por la ventana, saltando desde la del baño. Pero cuando se enteraron en el hospital me regañaron, porque claro, si me caigo monto una buena», recuerda el superhéroe. Eso sí, «La cara del niño y de los padres no tuvo precio». Edu Balboa del Cid tiene 28 años, es malagueño, policía nacional destinado a labores de Seguridad Ciudadana en Madrid y, desde hace tres años, se enfunda el traje de Spiderman para visitar a niños enfermos de cáncer de toda España. El martes recibió el Premio ¡Buenos días Javi y Mar! de Cadena 100, que cada año reconoce la labor de héroes anónimos españoles que mejoran la vida de los demás con sus acciones.
Todo comenzó hace tres años. «Llevaba ya dos años como voluntario del hospital pediátrico de Málaga cuando vi en las noticias el vídeo de un padre americano que se disfrazó de Spiderman para visitar a su hijo, enfermo terminal. Ese hombre me inspiró para traer la idea a Madrid, me compré un traje bueno, lo más parecido posible al original, y empecé a visitar a niños enfermos de cáncer de hospitales por toda España», cuenta Balboa. Desde entonces, el superhéroe andaluz compagina su labor como policía con el periplo de una media de un hospital a la semana. «También voy a las casas de los niños que están ya con cuidados paliativos. Eso, sí, la mayoría de las veces ya vestido como Edu. Juego con ellos y los acompaño hasta que no pueden más… y se marchan». Aunque Spiderman también ha visitado alguna casa: «Vivían en un primer piso y el padre me puso una escalera. Entré por el balcón mientras el niño jugaba en el salón. Intento hacerlo lo más realista posible y con cuidado también, porque muchos se asustan y lloran. Pero también están los que vienen, me dan un abrazo, y empiezan a contarme sus cosas y a enseñarme los muñecos o camisetas de Spiderman que tienen en la habitación».
«Se llevan un pedazo de mí»
El policía reconoce que este voluntariado «no es nada sencillo. Cada niño que se marcha se lleva un pedacito de mí». Pero Eduardo no desfallece. Amigo de Pablo Ráez, el joven también malagueño que falleció tras hacer de su enfermedad una lucha para que España entera donase médula, el policía recuerda la importancia de la donación, que ahora ha hecho su causa, y recuerda que no solo hay que acordarse de los niños enfermos en Navidad. Por cierto, que Spiderman acude a la llamada de cualquier padre o de cualquier hospital, y se le puede contactar a través de su página de Facebook Spiderman y los superpelones. El hombre arácnido pondrá rápido todos sus sentidos para atravesar toda España y llegar hasta el niño que le requiera. Un superhéroe, pero de los de verdad.