Sor Juana de la Cruz «ya tenía fama de santa en vida» - Alfa y Omega

Sor Juana de la Cruz «ya tenía fama de santa en vida»

El vicepostulador de esta beata reconocida sin necesidad de milagro explica que «en cuanto murió comenzó el culto»

Rodrigo Moreno Quicios
Grabado de sor Juana de la Cruz
Grabado de sor Juana de la Cruz. Foto: Wikimedia Commons.

Juana Vázquez Gutiérrez, aunque no haya sido canonizada todavía y este lunes tan solo se haya anunciado su beatificación, «ya tenía fama de santa en vida». Según explica Inocente García de Andrés, vicepostulador de su causa, esta monja franciscana terciaria que vivió entre los siglos XV y XVI pertenece «a un grupo de mujeres que ahora se están estudiando mucho y conocidas como las santas en vida». «En cierta manera fue canonizada por el pueblo», añade este sacerdote de la diócesis de Getafe.

Tal es esta fama de santidad y tanto ha durado que de hecho el Dicasterio de las Causas de los Santos ha anunciado que Francisco la beatificará sin necesidad de milagro. Una concesión poco común que, según revela García de Andrés, el Papa ha concedido «seis o siete veces» en sus once años de pontificado.

El vicepostulador de sor Juana de la Cruz —llamada popularmente como La santa Juana ya cinco siglos antes de su beatificación— explica que «era una mujer muy carismática» y que «tenía el don de la predicación». Algo que no terminaba de agradar a diferentes autoridades de la época que trataron de impedirle anunciar el Evangelio en público. No obstante, «el cardenal Cisneros le dio permiso y la favoreció mucho». Incluso llegó a nombrarla párroco del monasterio de Cubas de la Sagra, lo que no la convertía en clérigo pero sí en su responsable territorial. «Para administrar los sacramentos había un sacerdote ordenado, pero él no tenía la administración económica ni la organización de la parroquia», añade García de Andrés.

Finalmente, entre los sucesos más reseñables en la vida de sor Juana de la Cruz, su postulador destaca que se reuniera un mínimo de cuatro veces con Carlos I de España porque, debido a «su fama de santidad» y la estratégica ubicación del monasterio de Cubas de la Sagra entre Madrid y Toledo, «iba a verla buscando consuelo espiritual o pidiendo consejos».