Sor Francisca García: «Los peregrinos nos buscan para compartir sus experiencias»
Conventos transformados en alojamientos para peregrinos: son las famosas case per ferie de Roma. Prácticamente empezaron a crearse para el Año Santo del 2000. Al frente de la de San Giuseppe della Montagna —el nombre de la congregación— está desde hace un mes esta religiosa jienense. Uno de sus primeros cometidos es aprender italiano para que los huéspedes se sientan en casa.
Las case per ferie se han convertido en uno de los alojamientos preferidos para los peregrinos que vendrán al Jubileo. ¿Cómo las definiría?
Es una casa que acoge a peregrinos. Por lo tanto, tiene una índole católica, porque ellos vienen a Roma para encontrarse con el corazón de la Iglesia. Para que sea casa per ferie tiene que estar gestionada por una congregación religiosa.
¿Qué ofrecen para que se las diferencie de un hotel o un hostal?
A diferencia de los hoteles, estos son alojamientos sencillos. Intentamos ofrecer acogida espiritual, es decir, escuchar a los que llegan hasta nosotros, que puede ser por muchos motivos. A veces, porque tienen familia ingresada en Roma por problemas de salud; también porque tienen familia que va a llegar a los altares, como cuando se hospedó la de Juan Pablo I en la beatificación; otros vienen a peregrinar por las basílicas, iglesias, plazas y catacumbas.
¿Nota que los peregrinos y turistas tienen esa necesidad de que su alojamiento en Roma tenga una parte espiritual?
Sí. Se nota esa necesidad en la gran mayoría de las personas que vienen, porque buscan a las religiosas para compartir sus experiencias. También porque estamos al lado del Vaticano y vienen a visitar la basílica o a los eventos públicos del Papa. De hecho, ofrecemos la posibilidad de que compartan con nosotros la Eucaristía o poner la capilla a disposición para los pequeños grupos que lo deseen.
Muchas case per ferie eran conventos o monasterios. ¿Qué ha pasado para que se conviertan en alojamientos?
Para el Jubileo del 2000, la gran mayoría de los conventos y casas religiosas que pudieron se adaptaron a esta necesidad. La Iglesia pedía la acogida de los peregrinos y alojarlos, teniendo en cuenta la gran cantidad que se esperaba. Desde entonces, y siendo Roma, las peregrinaciones siempre son actuales y es necesario que estemos ahí. En nuestro caso, vivimos en una casa anexa: cuatro religiosas y seis niños en riesgo de exclusión.
De cara al Jubileo 2025, ¿cómo van las reservas y cuál es el perfil del peregrino que se espera?
Las primeras reservas llegaron en diciembre de 2023. Desde que se publicó el calendario lo tenemos todo ya casi lleno, sobre todo los fines de semana. Hay 15 habitaciones y capacidad para 35 personas. Los que vendrán son, principalmente, grupos de parroquias y movimientos, y muchos españoles: hermandades, seminaristas, corales, curas de la diócesis de Jaén… Incluso tenemos familias que han reservado la casa entera.
Teniendo en cuenta la gran afluencia de personas, ¿se hará algo extraordinario en esta casa per ferie para acoger a peregrinos?
Además de la capacidad que ya tenemos, estamos habilitando una sala como salón multiusos para poder ofrecer a los grupos que llegan la oportunidad de reunirse, dar catequesis, etc.
¿Hay algo que las preocupe en especial? Por ejemplo, sobre seguridad o el ámbito sanitario.
Un poco de preocupación surge por el número elevado de personas que se espera y el caos de la ciudad. Pero confiamos en que los pequeños contratiempos se solucionen de la mejor manera posible y verdaderamente sea un año de gracia para la Iglesia y para el mundo.