¿Somos lo que vestimos? - Alfa y Omega

¿Somos lo que vestimos?

Ocurre siempre con las tendencias: un pequeño grupo de gurús adopta un nuevo estilo y el resto se supone que debemos seguirlas. O no. Pero si no lo hacemos corremos el peligro de no ser trendy, cool o chic, lo que significa que estamos desfasados. Hoy arranca la gran cita de la moda española, la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Por su pasarela desfilarán las creaciones más novedosas de diseñadores de moda punteros, tanto consagrados como noveles.

Eva Fernández
Foto: Reuters / Valentyn Ogirenko.

Ocurre siempre con las tendencias: un pequeño grupo de gurús adopta un nuevo estilo y el resto se supone que debemos seguirlas. O no. Pero si no lo hacemos corremos el peligro de no ser trendy, cool o chic, lo que significa que estamos desfasados. Hoy arranca la gran cita de la moda española, la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Por su pasarela desfilarán las creaciones más novedosas de diseñadores de moda punteros, tanto consagrados como noveles. Dictarán las coordenadas sobre lo que se debe llevar sin tener en cuenta que las modas tienen una característica muy concreta: se pasan. Y si no se pasan, no son modas. Hay algo que llama la atención en la fotografía. Las modelos avanzan en una formación milimétricamente orquestada de cuerpos deshumanizados mientras el público que las contempla se esmera en fotografiarlas a contracorriente en una suerte de coreografía que parece ensayada. Bienvenida sea la moda cuando a través de ella encontramos nuestro estilo personal, y conseguimos liberarnos del encorsetamiento que unifica. Decía Coco Chanel que, para ser irreemplazable, uno debe ser diferente. Son muchos los diseñadores que abren caminos para que luego los modelos de carne y hueso que salimos a la calle, vamos a trabajar, recogemos a los niños en el colegio y hacemos la compra, acertemos con ese estilo que identifica y nos diferencia de los demás. Porque la moda se puede comprar, pero el estilo se posee y se convierte en una forma de expresar quienes somos sin necesidad de palabras. La ropa que nos ponemos puede llegar incluso a determinar el modo en el que nos ven los demás y el respeto que les tenemos, tanto a ellos como a nosotros mismos. La creatividad, la imaginación, el confort y la elegancia no están reñidos con la belleza. Cuando el Papa emérito, Benedicto XVI, se reunió con artistas y creadores les presentó el «camino de la belleza» como «un recorrido artístico, estético, y un itinerario de fe, de búsqueda teológica». Entre las pasarelas, como entre los pucheros, también se puede encontrar ese algo divino que nos hace únicos. Algo tan fácil como pactar con la moda y descubrir que muchas veces no es lo que llevamos, sino la forma en que lo llevamos lo que nos aleja de la uniformidad.