Solo uno de cada tres alumnos volverá a clase en el mundo
Entreculturas presenta el informe La vuelta al cole, un reto a la sombra de la pandemia, en el que revela los estragos que ha causado la pandemia en el ámbito educativo en todo el mundo
«La emergencia de la COVID-19 es sanitaria, pero también educativa», ha dicho Daniel Villanueva, vicepresidente de Entreculturas, durante la presentación este miércoles del informe La vuelta al cole, un reto a la sombra de la pandemia Si durante los meses más duros del confinamiento, la mayoría de los estudiantes del mundo —el 94 %— se quedó sin aulas, ahora esta cifra ha bajado solamente hasta el 60 %, ya que 132 países no han decidido todavía cuándo van a volver sus alumnos las aulas; según la UNESCO, solo uno de cada tres alumnos podrá volver a clase este curso. «Esto es una amenaza a la dimensión educativa en el mundo, y afecta no de manera indiscriminada como se suele decir, sino que incide más en los niños que ya vivían situaciones de vulnerabilidad. El cierre de escuelas agrava las desigualdades, y eso va a multiplicar el impacto de la crisis, porque sin educación la vida no se sostiene», ha apuntado Villanueva.
Por su parte, Pablo Funes, responsable de proyectos para África en Entreculturas, habló sobre se han vivido estos meses de pandemia en países como Venezuela o Líbano, y destacó que «esta crisis ha afectado gravemente al derecho a la educación, un derecho clave para recuperarnos», desvelando que «también desde la escuela hemos atendido las necesidades de muchas comunidades durante estos meses: a base de información, distribución de alimentos y acompañamiento psicosocial».
Para ilustrar la situación, el informe ha sido acompañado por el testimonio de jóvenes y docentes internacionales, como Toyi John, una joven de Malawi que vive en el campo de refugiados de Dzaleka. Estudia en el del colegio Umodzi Katubza, gestionado por el Servicio Jesuita a Refugiados, pero en marzo vio interrumpida su actividad. «Mi vida ya no ha sido la misma, pero en abril empezamos a dar clases por radio, la única oportunidad que tenía de seguir aprendiendo», ha confesado, añadiendo que «ahora he podido volver al colegio, pero algunas de mis amigas no lo han hecho, porque han sido entregadas en este tiempo a matrimonios forzosos o han tenido embarazos precoces. Las chicas necesitamos la educación para empoderarnos. Educar a una mujer es educar a todo un país».
Junto a Toyi, ha participado Facundo Fabián Velázquez, un joven argentino perteneciente a Fe y Alegría: «El cierre de las escuelas ha supuesto un atraso que nos preocupa bastante. Yo tengo acceso a internet y un dispositivo para hacer mis trabajos, pero al principio no era así, y había mucha incertidumbre sobre lo que iba a pasar después. Fue un golpe muy duro. Ahora mismo hay muchos estudiantes con retraso o simplemente perdidos, y muchos han abandonado la escuela en mi país». Volver al cole en estos momentos «es todo un desafío en todo el mundo, pero cuando se consiga estoy seguro de que va a haber muchas sillas vacías», lamentó.
Para Juan Lafuente, profesor del IES Azahar en el barrio de Los Pajaritos, de Sevilla, «nos fuimos hace seis meses y no fuimos conscientes —y ahora tampoco lo somos del todo— de la catástrofe que ha supuesto la pandemia. No estábamos preparados ni los docentes, ni los alumnos ni las familias». En su experiencia, ante la «brecha tecnológica» que se abrió entonces, «hubo familias que buscaron los recursos» para seguir su formación, pero al mismo tiempo hubo otras que «no estuvieron al lado de los alumnos, que al final se dedicaron a entretenerse con videojuegos, apuestas online o pornografía». Gracias al interés de algunos docentes, «hubo muchachos que pudieron volver», por lo que Lafuente ha llamado a la «responsabilidad» de todos los actores de la comunidad educativa ante la incertidumbre del nuevo curso.
La presentación del Informe ha corrido a cargo de Lucía Rodríguez, responsable de Incidencia en Entreculturas, para quien «es el momento de replantearnos la educación. Volver al cole ya no es la cosa más normal del mundo. Es necesario invertir más recursos para garantizar este derecho básico, y abordar también la educación emocional para crecer en resiliencia».